Primera lectura: Hch 8,1-8:
Al ir de un lugar para otro, iban difundiendo el Evangelio
Salmo: 66:
“Aclama al Señor, tierra entera”
Evangelio: Jn 6,35-40:
Ésta es la voluntad del Padre: que todo el que ve al Hijo tenga vida eterna
3ª Semana de Pascua Santa María de la Encarnación (1618)
36 Pero ya les he dicho: ustedes [me] han visto y sin embargo no creen.
37 Los que el Padre me ha confiado vendrán a mí, y al que venga a mí no lo echaré afuera;
38 porque no bajé del cielo para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió.
39 Y ésta es la voluntad del que me envió, que no pierda a ninguno de los que me confió, sino que los resucite [en] el último día.
40 Porque ésta es la voluntad de mi Padre, que todo el que contempla al Hijo y cree en él tenga vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día.
Este tiempo pascual nos ofrece la oportunidad de descubrir lo que nos hace falta para confirmar nuestra fe en Jesús y su causa. Jesús sabe que muchas personas lo siguen no por convicción sino porque lo creen capaz de cubrir necesidades materiales. Multitudes han compartido con él pero les cuesta creer en ese proyecto de vida alternativo que vino a proponerles. A pesar de esta incomprensión o incapacidad para seguirle con radicalidad, asegura que no ha venido para recriminar o abandonar sino a procurar que no se pierda nadie. La voluntad de Dios es que todos los hombres y mujeres se salven, es decir, que dignamente puedan cubrir sus necesidades básicas, con libertad y con derechos. Vivir relaciones armónicas entre todos los seres humanos y, particularmente, con la Creación es una tarea pendiente para nuestras sociedades, que se han caracterizado por ser utilitaristas. Que el espíritu del Resucitado haga de nuestros encuentros comunitarios espacios que alimenten y reconforten corazones. Pidamos a Jesús que continúe vigorizando nuestra fe y nuestro compromiso creyente.
“Si nosotros salimos a la vida partiendo nuestro pan con el hambriento, rompiendo las discordias, poniendo el bien en todos tus senderos, la tierra empezará, Señor, a ser tu reino” (J. Pagola).