Primera lectura: 1Sm 16,1-13:
Ungió Samuel a David y lo invadió el Espíritu
Salmo: 89:
“Encontré a David, mi siervo”
Evangelio: Mc 2,23-28:
La persona está por encima del sábado
2a Semana Ordinario San José Vaz (1711)
24 Los fariseos le dijeron: Mira lo que hacen en sábado: algo prohibido. Jesús les respondió:
25 ¿No han leído lo que hizo David cuando él y sus compañeros pasaban necesidad y estaban hambrientos?
26 Entró en la casa de Dios, siendo sumo sacerdote Abiatar, y comió los panes presentados y los compartió con sus compañeros.
27 Y añadió: El sábado se hizo para el hombre, no el hombre para el sábado.
28 De manera que el Hijo del Hombre es señor también del sábado.
En la tradición judía, el sábado conmemora la memoria de la liberación de Egipto y es preludio de la última liberación de todo mal en donde Dios descansa porque la Creación llega a su fin. La acción de Jesús en sábado busca enseñar que toda ley está al servicio del ser humano ya que, en primer lugar, la Creación es imagen del Señor creador de toda vida, y, en segundo lugar, porque todo es santo. Es decir, la ley divina está llamada al servicio de la vida y de la fraternidad-sororidad universal. El creyente también está llamado no tanto a observar reglas sino a corresponder al amor de Dios y a vivir desde el amor sus encuentros con esa Creación que Dios le confía a su cuidado. Jesús nos pide seguir su camino y su prioridad es la salvación integral de “la vida” y no la observancia formal de una regla. Jesús es la manifestación del Dios que se abaja para comunicarnos plenitud y no sufrimiento.
“Su aportación básica consiste en ofrecer la salvación cristiana de tal manera que promueva salud integral, ayudando al ser humano a vivir de manera saludable la enfermedad y la salud, el disfrute y el sufrimiento, la vida y la muerte” (J. Pagola).