Primera lectura: Sant 1,12-18:
Todo beneficio y todo don perfecto viene de arriba
Salmo: 94:
“Dichoso a quien tú educas, Señor”
Evangelio: Mc 8,14-21:
“Tengan cuidado con la levadura de los fariseos y con la de Herodes”
6a Semana Ordinario San Jordán de Sajonia (1237)
15 Él les daba esta recomendación: ¡Estén atentos! Cuídense de la levadura de los fariseos y de la de Herodes.
16 Ellos discutían porque no tenían pan.
17 Dándose cuenta, Jesús les dijo: ¿Por qué discuten que no tienen pan? ¿Todavía no entienden ni comprenden? ¿Tienen acaso la mente cerrada?
18 Tienen ojos, ¿y no ven?; tienen oídos, ¿y no oyen? ¿No se acuerdan?
19 Cuando repartí los cinco panes entre los cinco mil, ¿cuántas canastas llenas de sobras recogieron? Le contestaron: Doce.
20 Y cuando repartí los siete panes entre cuatro mil, ¿cuántos canastos de sobras recogieron? Le respondieron: Siete.
21 Entonces les dijo: ¿Todavía no comprenden?
Muchas mentes y corazones están excesivamente preocupados por el bienestar material y se olvidan de cuidar de manera integral todas las dimensiones de la vida. Seguro diremos que sin dinero no hay comida y sin comida no hay futuro. Este pensamiento, a pesar de ser cierto, es muy limitado porque no cuenta con la providencia de Dios y mucho menos contempla la solidaridad humana. En la comunidad eclesial, no podemos caer presas del individualismo o materialismo; necesitamos generar relaciones que, basándose en el amor, estén dispuestas a dar lo que son y procuren el bien común. El evangelio de hoy es un reproche a la comunidad discipular que no está preocupada por lo esencial. La levadura, a diferencia de la semilla, se infla de muerte y no de vida ya que es principio de corrupción que adultera la harina. Herodes busca la salvación en la codicia y los fariseos en el cumplimiento legalista. En muchas ocasiones, las comunidades eclesiales buscan legitimarse en el autoritarismo y el poder y no en la donación gratuita y desinteresada.
“Dios viene a destruir no a las personas, sino el mal que esta´ en la rai´z de todo, envileciendo la vida entera” (J. Pagola).