Primera lectura: 1Re 18,20-39:
Tú eres el Dios verdadero
Salmo: 16:
“Protégeme Dios mío, que me refugio en ti”
Evangelio: Mt 5,17-19:
“He venido a darle plenitud a la ley”
10ª Semana Ordinario San Onofre (400)
18 Les aseguro que mientras duren el cielo y la tierra, ni una «i» ni una coma de la ley dejará de realizarse.
19 Por tanto, quien quebrante el más mínimo de estos mandamientos y enseñe a otros a hacerlo será considerado el más pequeño en el reino de los cielos. Pero quien lo cumpla y lo enseñe será considerado grande en el reino de los cielos.
En su discurso Jesús propone cuál es su postura frente a la Ley y los Profetas. Toda normativa busca fomentar o fortalecer una sana convivencia. Mientras que los maestros fariseos y sus respectivas escuelas tenían una forma de interpretar la Ley y los profetas, Jesús propone atender al espíritu de la Ley e invita a la coherencia entre lo que se predica y se vive. Él no solo interpreta, sino que le da cumplimiento a lo que busca defender la vida y la dignidad y se opone a que la ley sea empleada para condenar o juzgar implacablemente a alguien. Jesús resalta lo noble de las leyes para quien libremente se deja orientar y educar por ellas, pero así de contraproducente se vuelve para quien no la cumple o busca obligar a alguien a que lo haga. Ser considerado pequeño está dicho para quien no ha alcanzado la madurez en el Reino, pero no es sinónimo de exclusión o expulsión. ¿Cumplimos con las enseñanzas de Jesús o a las relativizamos a conveniencia?
“No encontrarán en el reino de Dios un nuevo código de leyes para regular su vida, sino un impulso y un horizonte nuevo para vivir transformando el mundo según la voluntad de Dios” (J. Pagola).