Primera lectura: Sant 1,1-11:
Y si la constancia llega hasta el final, serán perfectos e íntegros
Salmo: 119:
“Cuando me alcance tu compasión, viviré, Señor”
Evangelio: Mc 8,11-13:
¿Por qué esta generación reclama un signo?
6o Ordinario Nuestra Señora de Lourdes
12 Él suspiró profundamente y dijo: ¿Para qué pide una señal esta generación? Les aseguro que a esta generación no se le dará ninguna señal.
13 Dejándolos, se embarcó de nuevo y pasó a la otra orilla.
La inmadurez farisea recuerda el comportamiento del pueblo de Israel en el desierto. Ellos creían tener todo el crédito por parte de Dios y pretenden chantajearlo. Se han hecho un Dios a la medida de acuerdo a sus intereses egoístas, poniendo en evidencia la superficialidad con la que viven su fe. Pero los signos de Jesús, fruto de la gratuidad, tenían como única finalidad el bienestar de las personas; no los movía otro interés que ese. Buscar refugio en Dios y pedirle signos o señales puede considerarse normal en los inicios de un camino de fe. Sin embargo, no puede ser la constante del camino cristiano. Por eso Jesús se lamenta o se frustra porque se supone que los fariseos no son iniciados sino gente que lleva años conociendo la Ley y practicando la religión. Todos los signos de Jesús apuntan a inaugurar un tiempo nuevo, pero lo viven sólo quienes disponen su corazón a la dinámica del Reino cuyo mayor signo o señal es la vida dignificada de sus miembros.
“La acogida del reino de Dios comienza en el interior de las personas en forma de fe en Jesu´s, pero se realiza en la vida de los pueblos en la medida en que el mal va siendo vencido por la justicia salvadora de Dios” (J. Pagola).