11 de Marzo del 2024

4ª Semana de Cuaresma San Eulogio de Córdoba (859)

 

43 En aquel tiempo, pasados dos días, Jesús se trasladó de Samaría a Galilea.
44 Jesús mismo había declarado que un profeta no recibe honores en su patria.
45 Cuando llegó a Galilea, los galileos lo recibieron bien porque habían visto todo lo que hizo en Jerusalén durante las fiestas; ya que también ellos habían estado allá.
46 Fue de nuevo a Caná de Galilea, donde había convertido el agua en vino. Había allí un funcionario real cuyo hijo estaba enfermo en Cafarnaún.
47 Al oír que Jesús había llegado de Judea a Galilea, fue a visitarlo y le suplicaba que bajase a sanar a su hijo moribundo.
48 Jesús le dijo: Si no ven signos y prodigios, ustedes no creen.
49 Le dice el funcionario real: Señor, baja antes de que muera mi muchacho.
50 Jesús le dice: Regresa tranquilo, que tu hijo sigue vivo. El hombre creyó lo que le decía Jesús y se puso en camino.
51 Iba ya bajando, cuando sus sirvientes le salieron al encuentro para anunciarle que su muchacho estaba sano.
52 Les preguntó a qué hora se había puesto bien, y le dijeron que el día anterior a la una se le había pasado la fiebre.
53 Comprobó el padre que era la hora en que Jesús le había dicho que su hijo seguía vivo. Y creyó en él con toda su familia.
54 Ésta fue la segunda señal que hizo Jesús cuando se trasladó de Judea a Galilea.

 

 

Comentario 

 

La fe en la acción redentora de Dios resulta fundamental para el proyecto del Reino iniciado por Jesús. No se trata de un creer milagrero que parece necesitar siempre de intervenciones de índole sobrenatural. Para Jesús la fe es la convicción profunda que puede sostener la vida de las personas, animándolas a no claudicar cuando no todo sale como se esperaba o se atraviesa por situaciones dolorosas. La conciencia humana sobre el valor de la vida no parece alcanzarse sino cuando se está al límite de perderla. Hay quienes se creen invencibles, incluso desde la fe, creyendo que nada malo va a pasarles o que Dios no lo permitirá. ¿Cómo es tu experiencia de fe? La fe puede ser comprendida como un salvavidas que Dios lanza a quien naufraga en el inmenso mar sin restarle valor al esfuerzo personal de quien ha decidido aferrarse a esa ayuda providente. Pidamos el efecto multiplicador que brota del testimonio de fe de nuestras Comunidades Eclesiales.

“La salud que Jesu´s genera no es so´lo una curacio´n de cara´cter me´dico sino una accio´n sanadora integral que revela y encama a Dios como «Amigo de la vida» (Sab. 11,26) y «Sanador» (Ex. 15,26)” (J. Pagola).