Primera lectura: Jer 17,5-10:
Bendito quien confía en el Señor
Salmo: 1:
Dichoso el hombre que ha puesto su confianza en el Señor
Evangelio: Lc 16,19-31:
Recibiste bienes y Lázaro males
2ª Semana de Cuaresma San José Bilczewski (1923) Santa María Josefa del Cor. de Jesús (1912)
20 Echado a la puerta del rico había un pobre cubierto de llagas llamado Lázaro,
21 que ansiaba saciarse con lo que caía de la mesa del rico; y hasta los perros iban a lamerle sus heridas.
22 Murió el pobre y los ángeles lo llevaron junto a Abrahán. Murió también el rico y lo sepultaron.
23 Estando en el lugar de los muertos, en medio de tormentos, alzó la vista y divisó a Abrahán y a Lázaro a su lado.
24 Lo llamó y le dijo: Padre Abrahán, ten piedad de mí y envía a Lázaro, para que moje la punta del dedo en agua y me refresque la lengua; pues me torturan estas llamas.
25 Respondió Abrahán: Hijo, recuerda que en vida recibiste bienes y Lázaro por su parte desgracias. Ahora él es consolado y tú atormentado.
26 Además, entre ustedes y nosotros se abre un inmenso abismo; de modo que, aunque se quiera, no se puede atravesar desde aquí hasta ustedes ni pasar desde allí hasta nosotros.
27 Insistió el rico: Entonces, por favor, envíalo a casa de mi padre,
28 donde tengo cinco hermanos; que les advierta no sea que también ellos vengan a parar a este lugar de tormentos.
29 Le dice Abrahán: Tienen a Moisés y los profetas: que los escuchen.
30 Respondió: No, padre Abrahán; si un muerto los visita, se arrepentirán.
31 Le dijo: Si no escuchan a Moisés ni a los profetas, aunque un muerto resucite, no le harán caso.
Paradójicamente el rico de la parábola no tiene nombre, mientras que el pobre sí. Cuando la codicia se apodera del corazón humano se pierde la identidad. Lázaro significa “el que ha sido ayudado por Dios”. El rico no deja lugar para Dios y para Lázaro es su única esperanza. El cuestionamiento de Jesús se extiende tanto a personas como a estructuras económicas que acumulan bienes a costa de la pobreza y miseria de millones de seres humanos. Es una invitación a cultivar la solidaridad y practicar la justicia social en todas las relaciones. Oremos por las caravanas de migrantes que claman en las puertas de los países poderosos, un mendrugo de pan para sus familias.
“El individualismo radical resquebraja o divide el nosotros, tanto en el mundo como dentro de la Iglesia” (Papa Francisco).