Primera lectura: Hch 2,14.22-23:
Dios resucitó Jesús
Salmo: 16:
«Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti»
Evangelio: Mt 28,8-15:
«Vayan a Galilea; allí me verán»
Lunes de Pascua San Anselmo (1109)
9 Jesús les salió al encuentro y les dijo: ¡Alégrense! Ellas se acercaron, se abrazaron a sus pies y se postraron ante él.
10 Jesús les dijo: No teman; avisen a mis hermanos que vayan a Galilea, donde me verán.
11 Mientras ellas caminaban, algunos de la guardia fueron a la ciudad y contaron a los sumos sacerdotes todo lo ocurrido.
12 Éstos se reunieron a deliberar con los ancianos y ofrecieron a los soldados una buena suma
13 encargándoles: Digan que durante la noche, mientras ustedes dormían, llegaron los discípulos y robaron el cadáver.
14 Si llega la noticia a oídos del gobernador, nosotros lo tranquilizaremos para que no los castigue.
15 Ellos aceptaron el dinero y siguieron las instrucciones recibidas. Así se difundió ese cuento entre los judíos hasta el día de hoy.
Miedo y gozo sienten las mujeres, las primeras testigos de la Resurrección. Miedo y gozo sentimos también nosotros; miedo ante ese misterio insondable de un Dios cercano y comprometido hasta la muerte, pero triunfador y; gozo porque es la más bella noticia nunca anunciada. Lucas insiste en que no creyeron a las mujeres porque lo consideraban meras habladurías (Lc 24,11). Las mujeres tenían prohibido ser testigos en los juicios menores de aquella época, ¿con qué derecho se van a convertir ahora en testigos de la más grande causa posible? Estas mujeres a pesar del miedo y la tristeza por la muerte de Jesús se convierten en las primeras anunciadoras de la Pascua. Sigue pendiente esta historia de menosprecio a las mujeres hasta reconocer su protagonismo en la Iglesia y en la sociedad. Sintamos a Jesús resucitado presente en la Galilea de nuestra propia vida. Dejemos que como Viviente irradie con su fuerza todos los umbrales de muerte de nuestro mundo. Seamos testigos de que Jesús ha vencido a la muerte.
“Estas mujeres experimentaron su poder de sanación, de liberación y de reconocimiento y caminaron con él en el camino de Galilea a Jerusalén (cfr. Lc 8,1.3)” (Informe de Síntesis del Sínodo, Octubre 2023).