Primera lectura: Ez 37,21-28:
«Los haré un solo pueblo»
Salmo: Interleccional Jer 31:
«El Señor nos guardará como un pastor a su rebaño»
Evangelio: Jn 11,45-57:
Reunirá a los hijos de Dios
5ª Semana de Cuaresma San Julio I (352) San José Moscati (1927)
46 Pero algunos fueron y contaron a los fariseos lo que había hecho Jesús.
47 Los sumos sacerdotes y los fariseos reunieron entonces el Consejo y dijeron: ¿Qué hacemos? Este hombre está haciendo muchos milagros.
48 Si lo dejamos seguir así, todos creerán en él; entonces vendrán los romanos y nos destruirán el santuario y la nación.
49 Uno de ellos, llamado Caifás, que era sumo sacerdote aquel año, les dijo: No entienden nada.
50 ¿No ven que es mejor que muera uno solo por el pueblo y no que muera toda la nación?
51 No lo dijo por cuenta propia, sino que, siendo sumo sacerdote aquel año, profetizó que Jesús moriría por la nación.
52 Y no sólo por la nación, sino para reunir en la unidad a los hijos de Dios que estaban dispersos.
53 Así, a partir de aquel día, resolvieron darle muerte.
54 Por eso Jesús ya no andaba públicamente entre los judíos, sino que se marchó a una región próxima al desierto, a un pueblo llamado Efraín, y se quedó allí con los discípulos.
55 Se acercaba la Pascua judía y muchos subían del campo a Jerusalén para purificarse antes de la fiesta.
56 Buscaban a Jesús y, de pie en el templo, comentaban entre sí: ¿Qué les parece? ¿Vendrá a la fiesta o no?
57 Los sumos sacerdotes y los fariseos habían dado órdenes para que quien conociese su paradero lo denunciase, de modo que pudieran arrestarlo.
Disponerse a reformar aquello que en la Iglesia ya no responde a una imagen madura de Dios, siempre encontrará corazones entusiastas y también resistencia. Le sucedió a Jesús en la constante controversia con las autoridades judías, a pesar de que su propuesta buscaba la apertura religiosa para no excluir a nadie del amor y la misericordia de Dios. El sector más conservador temía que Jesús formara un movimiento contrario al orden establecido y por eso buscan eliminarlo. Vivimos en sociedades necesitadas de chivos expiatorios o del sacrificio de un sector para sostener su status. Necesitamos discernir cuándo es prudente hablar o callar, involucrarse o tomar distancia, salvar o entregar la vida. A las puertas de la semana santa seguimos a Jesús camino de la cruz con la certeza de que abrazarla es algo irrenunciable en la vida cristiana.
“Como Jesús mismo nos enseña, sentir compasión significa reconocer el sufrimiento del otro y pasar inmediatamente a la acción para aliviar, curar y salvar” (Papa Francisco).