Primera lectura: Hch 2,36-41:
«Bautícense en nombre de Jesús»
Salmo: 33:
La misericordia del Señor llena la tierra
Evangelio: Jn 20,11-18:
«He visto al Señor»
Martes de la Octava de Pascua San Cayo, papa y mártir (296) San Sotero, papa y mártir (175)
12 y vio dos ángeles vestidos de blanco, sentados: uno a la cabecera y otro a los pies del lugar donde había estado el cadáver de Jesús.
13 Le dijeron: Mujer, ¿por qué lloras? María responde: Porque se han llevado a mi señor y no sé dónde lo han puesto.
14 Al decir esto, se dio media vuelta y vio a Jesús de pie; pero no lo reconoció.
15 Jesús le dijo: Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas? Ella, creyendo que era el jardinero, le dijo: Señor, si tú te lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo iré a buscarlo.
16 Jesús le dijo: ¡María! Ella se volvió y le dijo en hebreo: Rabbuni, que significa Maestro.
17 Le dijo Jesús: Déjame, que todavía no he subido al Padre. Ve a decir a mis hermanos: Subo a mi Padre, el Padre de ustedes, a mi Dios, el Dios de ustedes.
18 María Magdalena fue a anunciar a los discípulos: He visto al Señor y me ha dicho esto.
Jesús se manifestó primero a las mujeres, hoy a María Magdalena, apóstol de los apóstoles. Podría haberse presentado primero a personas importantes, a Pilato o al Sumo sacerdote, pero ¡no! Primero a las mujeres. ¿Será porque son ellas las que llevan consigo una gran carga de ternura y compasión? ¿O será porque son las más despreciadas y abandonadas de la comunidad? Este es el hecho: las primeras testigos de la Resurrección de Jesús fueron las mujeres. ¿Qué habría cambiado en la historia del cristianismo si las hubiéramos escuchado? Habría retrocedido el patriarcalismo, sin permear las estructuras de la Iglesia y del mundo. En todo caso sigue siendo un tema pendiente, a pesar del esfuerzo de una iglesia sinodal. Veamos a las mujeres como Centinelas de la mañana que nos invitan a buscar a Jesús a pesar del dolor y de todas las muertes. Seguro que Él saldrá a nuestro encuentro, nos llamará por nuestro nombre y nos ayudará a comprender el sufrimiento de quienes buscan cambiar el rumbo de la historia.
“Las mujeres constituyen la mayoría de quienes frecuentan la iglesia y, con frecuencia, son las primeras misioneras de la familia” (Informe de Síntesis del Sínodo, Octubre 2023).