Primera lectura: Hch 11,21b-26; 13,1-3:
Era hombre lleno del Espíritu Santo
Salmo: 98:
«El Señor revela a las naciones su justicia»
Evangelio: Mt 10,7-13:
Anuncien que el reino de los cielos está cerca
10a Semana Ordinario Bernabé, apóstol (s. I)
8 Sanen a los enfermos, resuciten a los muertos, limpien a los leprosos, expulsen a los demonios. Gratuitamente han recibido, gratuitamente deben dar.
9 No lleven en el cinturón oro ni plata ni cobre,
10 ni provisiones para el camino ni dos túnicas ni sandalias ni bastón. Que el trabajador tiene derecho a su sustento.
11 Cuando entren en una ciudad o pueblo, pregunten por alguna persona respetable y quédense en su casa hasta que se vayan.
12 Al entrar en la casa, salúdenla invocando la paz;
13 si la casa lo merece, entrará en ella la paz; si no la merece, esa paz retornará a ustedes.
La Fiesta de Bernabé, apóstol y colaborador de Pablo, nos brinda una oportunidad para renovar nuestra vocación misionera. Vivimos en una época de cambios acelerados y resulta esencial resignificar nuestro compromiso a la luz de las enseñanzas del Papa Francisco. Él nos invita a vivir en un estado permanente de misión, a salir constantemente hacia las periferias, donde el Evangelio aún no ha llegado en plenitud. La urgencia de esta tarea es innegable y debe ser gratuita; no podemos quedarnos en una cómoda indiferencia que terminará haciéndonos daño. Siguiendo las palabras de Jesús en el evangelio debemos sanar la vida herida y erradicar el sufrimiento. Ante esta realidad, nos interrogamos: ¿Qué gestos o acciones nos pueden impulsar a la misión de salir de nosotros mismos e ir hacia las periferias? Bernabé se dejó llenar por el Espíritu y con él respondió con valentía. Es hora de emular su impulso misionero, de darle color y alegría a nuestros encuentros. Dejémonos sorprender por esa plenitud de vida que nos dará ser discípulos y misioneros.
“El miedo nos priva así del deseo y de la capacidad de encuentro con el otro” (FT 41).