Primer Lectura: 2Cor 4,7-15:
Confianza en Dios
Salmo: 126:
«Cuando el Señor cambió la suerte de Sión creíamos soñar»
Evangelio: Mt 20,20-28:
«¿Son capaces de beber mi cáliz?»
16ª Semana Ordinario, Santiago el Mayor (s. I)
21 Él le preguntó: ¿Qué deseas? Ella contestó: Manda que, cuando reines, estos dos hijos míos se sienten uno a tu derecha y otro a tu izquierda.
22 Jesús le contestó: No saben lo que piden. ¿Son capaces de beber la copa que yo he de beber? Ellos contestan: Podemos.
23 Jesús les dijo: Mi copa la beberán, pero sentarse a mi derecha e izquierda no me toca a mí concederlo; esos lugares son para quienes se los ha destinado mi Padre.
24 Cuando los otros diez lo oyeron, se enojaron con los dos hermanos.
25 Pero Jesús los llamó y les dijo: Saben que entre los paganos los gobernantes tienen sometidos a sus súbditos y los poderosos imponen su autoridad.
26 No será así entre ustedes; más bien, quien entre ustedes quiera llegar a ser grande que se haga servidor de los demás; 27y quien quiera ser el primero, que se haga sirviente de los demás.
28 Lo mismo que el Hijo del Hombre no vino a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos.
El seguimiento de Jesús nos recuerda que para alcanzar la realización personal es necesario abrazar la cruz. Pablo invita a la comunidad de Corinto a reconocer el tesoro de gracia, la presencia providente de Dios que nunca abandona. Una vez más necesitamos abrirnos a la confianza. La vida es un cúmulo de experiencias, hasta las más negativas tienen un propósito. Con el salmista estamos invitados a tener una mirada apreciativa que nos permita ponderar esa capacidad de sobreponernos en la adversidad. El evangelio nos invita a una comprensión del liderazgo como servicio y no como privilegio. El sufrimiento, si bien ineludible, necesita ser asumido en favor del bien común. No seguimos a Jesús para adquirir poder o prestigio; la vida cristiana es un camino para madurar en el amor y en la entrega desinteresada. Si comprendemos la misión de Jesús, reconoceremos el sacrificio que conlleva transformar las realidades injustas.
“Las soluciones más efectivas no vendrán sólo de esfuerzos individuales sino ante todo de las grandes decisiones en la política nacional e internacional” (LD 69).