Primer Lectura: Éx 32,15-24.30-34:
«Este pueblo ha pecado»
Salmo: 106:
«Acuérdate de mí, Señor, por amor a tu pueblo»
Evangelio: Mt 13,31-35:
El Reino se parece a una pequeña semilla
17ª Semana Ordinario, San Nazario y Celso (s. II)
Nos encontramos con una fuerte crítica hacia la idolatría. Es peligroso no corregir las imágenes erróneas de Dios, sobre todo, si son utilizadas para la búsqueda de poder o prestigio. Así lo relata el libro del Éxodo: encontramos un becerro tallado con el oro del pueblo; la algarabía y los gritos de fanatismo sugieren ignorancia o manipulación. Según el salmo, prefieren un ídolo de fundición en lugar del verdadero Dios. En esta ocasión es Moisés quien pide perdón por la culpa de su pueblo. Pero Jesús intenta corregir los errores del pasado, no ofrece grandezas en nombre de su Dios. Habla de un reino que surge en la pequeñez. La sociedad judía anhelaba una intervención grandiosa de Dios. Esperaban un mesías que sublevara al pueblo y se revelara contra el imperio. La Buena Nueva se siembra en el corazón como una pequeña semilla y su acción es como la levadura en la masa. La acción de Dios es perceptible en las pequeñas cosas y acciones de amor cotidiano.
“Recordar que no hay cambios duraderos sin cambios culturales, sin una maduración en la forma de vida y en las convicciones de las sociedades, y no hay cambios culturales sin cambios en las personas” (LD 70).