27 de Julio del 2025

Primer Lectura: Génesis 18,20-32: 
«No se enoje mi Señor, si sigo hablando»
Salmo: 138: 
«Cuando te invoqué, Señor, me escuchaste»
Segunda Lectura: Colosenses 2,12-14: 
Les dio vida en Cristo
Evangelio: Lucas 11,1-13: 
«Cuando oren, digan así: ‘Padre nuestro…’”

 

17º DOMINGO TIEMPO ORDINARIO, San Pantaleón (303)

 

Una vez estaba Jesús en un lugar orando. Cuando terminó, uno de los discípulos le pidió: 
1 Señor, enséñanos a orar como Juan enseñó a sus discípulos. 
2 Jesús les contestó: Cuando oren, digan: Padre, santificado sea tu nombre, venga tu Reino; 
3 el pan nuestro de cada día danos hoy; 
4 perdona nuestros pecados como también nosotros perdonamos a todos los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación. 
5 Y les añadió: Supongamos que uno tiene un amigo que acude a él a medianoche y le pide: Amigo, préstame tres panes, 
6 que ha llegado de viaje un amigo mío y no tengo qué ofrecerle. 
7 El otro desde dentro le responde: No me vengas con molestias; estamos acostados yo y mis niños; no puedo levantarme a dártelo. 
8 Les digo que, si no se levanta a dárselo por amistad, se levantará a darle cuanto necesita para que deje de molestarlo. 
9 Y yo les digo: Pidan y se les dará, busquen y encontrarán, llamen y se les abrirá, 
10 porque quien pide recibe, quien busca encuentra, a quien llama se le abre. 
11 ¿Qué padre entre ustedes, si su hijo le pide pan, le da una piedra? O, si le pide pescado, ¿le dará en vez de pescado una culebra? 
12 O, si pide un huevo, ¿le dará un escorpión? 
13 Pues si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan!
 
 
 
Comentario 

 

Las lecturas para este domingo nos invitan a cuidar nuestra relación con Dios y desde ella nuestros vínculos. Si dejamos a Dios actuar en nuestra vida, notaremos como crece nuestra sensibilidad y nuestra capacidad de amar sin condición ni distinción. Necesitamos una espiritualidad que favorezca el cultivo de la confianza, el perdón, el amor y la vida de oración. Todas estas actitudes parecen indispensables si queremos vivir una comunión madura y de mutuo aprendizaje. Además, es importante revisar nuestra imagen o imágenes respecto de Dios. En el relato del Génesis, por ejemplo, se percibe la imagen de un Dios comprensivo. Abraham suplica el perdón para el pueblo y clama a Dios por la vida. La imagen que reconocemos supera la de un Dios que lleva cuentas del mal o vengativo. 

El pecado en el corazón del ser humano se enfrenta a una justicia que busca la reparación del daño y la rehabilitación del pecador. Todo en clave de misericordia. Por ello, el salmo canta al Dios que escucha las súplicas y preserva la vida de sus fieles. Posteriormente, el discípulo de Pablo, en la carta a los colosenses enfatiza el mensaje anterior: porque ni el incumplimiento de leyes injustas, ni los delitos, esclavitudes o deudas son superiores a la vida que procede de Dios. La cancelación del documento de la ley en la cruz es una imagen redentora-liberadora que hace prevalecer la justicia y el perdón, no por el cumplimiento de cláusulas sino por gratuidad.

Lucas, por su parte, aborda por primera vez el tema de la oración o súplica. Además de presentar su versión del Padrenuestro, pretende orientar a la comunidad en lo referente a la proclamación de la Buena Nueva del Reino de Dios. La necesidad básica de alimentación y la búsqueda insistente de la misma, se unen para enfatizar lo importante de la oración como alimento para el creyente. Con la salvedad que de Dios solo se puede esperar la donación total de sí mismo en su Espíritu. 

Imposible no pensar en marcos legales de injusticia, situaciones económicas precarias y sistemas que hacen de la religión su cómplice para despojar de dignidad la vida de personas vulnerables. La oración debe llevarnos a la contemplación y compromiso transformador. Impulsarnos a una acción misionera que defienda la vida, toda vida. Una fe sincera no adormece, ha de clamar para que se haga justicia. Cuestionemos nuestras imágenes de Dios a la luz de la Buena Noticia de Jesús y evitemos que en su nombre se cometan atropellos contra la dignidad y la convivencia.

“La fe nos asegura que el Reino de Dios está ya en nuestra tierra, sin embargo, debemos constatar con dolor que también hoy encuentra obstáculos y fuerzas contrarias” (P. Francisco).

El DIARIO BÍBLICO es un servicio desinteresado y no lucrativo que los Misioneros Claretianos de América hacen a la Nueva Evangelización, para las iglesias locales del Continente y de otras iglesias hispanoparlantes de más allá.

Esta es una publicación de © MICLA, que forma parte del grupo de Editores Claretianos Claret Publishing Group.
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