29a Semana Ordinario
San Juan Capistrano (1456)
San Antonio Galvao (1822)
Rom 6,19-23: Eran esclavos del pecado
Sal 1: «Dichoso el que ha puesto su confianza en el Señor»
Lc 12,49-53: «No he venido a traer paz sino división»
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: Vine a traer fuego a la tierra, y, ¡cómo desearía que ya estuviera ardiendo!
50 Tengo que pasar por un bautismo, y, ¡qué angustia siento hasta que esto se haya cumplido!
51 ¿Piensan que vine a traer paz a la tierra? No he venido a traer la paz sino la división.
52 En adelante en una familia de cinco habrá división: tres contra dos, dos contra tres.
53 Se opondrán padre a hijo e hijo a padre, madre a hija e hija a madre, suegra a nuera y nuera a suegra.
Comentario
Las palabras de Jesús que escuchamos son desconcertantes, por decir lo menos. San Lucas reúne dichos de la tradición que tuvieron contextos y significados diversos. El deseo de Jesús que se expresa como un fuego sobre la tierra, probablemente no es de castigo sino de vitalidad y salvación; es la imagen de la Buena Noticia que cobra fuerza con la presencia del Espíritu Santo (Lc 3,16). Jesús quiere ver el mundo renovado por el Evangelio. El dicho siguiente se refiere a la plenitud del bautismo, ya no en referencia al agua sino a la sangre vertida en la cruz. También para Jesús la muerte fue motivo de angustia que supo sobrellevar por la fe. Las siguientes locuciones tienen que ver con el evangelio mesiánico que causará división, incluso en las propias casas o familias de quienes lo acojan. Vivimos en medios de religiosidad cristiana, aunque no necesariamente maduros para la entrega de la vida. ¿Nos incomoda alguna palabra del Evangelio? ¿Qué sentido de vida y entrega despliego como bautizado?
“La unidad de verdad y amor implica hacerse cargo de las dificultades del otro hasta hacerlas propias, como sucede entre verdaderos hermanos y hermanas” (Sínodo de la Sinodalidad, I Sesión, octubre 2023).
