29a Semana Ordinario
Santos Frutos, Engracia y Valentín (s. VIII)
Rom 8,1-11: El Espíritu habita en nosotros
Sal 24: «Este es el grupo, Señor, que busca tu presencia»
Lc 13,1-9: Si no se convierten, todos perecerán
En una ocasión se presentaron a Jesús algunos a informarle acerca de unos galileos cuya sangre había mezclado Pilato con la de sus sacrificios.
2 Él contestó: ¿Piensan que aquellos galileos, sufrieron todo eso porque eran más pecadores que los demás galileos?
3 Les digo que no; y si ustedes no se arrepienten, acabarán como ellos.
4 ¿O creen que aquellos dieciocho sobre los cuales se derrumbó la torre de Siloé y los mató, eran más culpables que el resto de los habitantes de Jerusalén?
5 Les digo que no; y si ustedes no se arrepienten acabarán como ellos.
6 Y les propuso la siguiente parábola: Un hombre tenía una higuera plantada en su viña. Fue a buscar fruto en ella y no lo encontró.
7 Dijo al viñador: Hace tres años que vengo a buscar fruta en esta higuera y nunca encuentro nada. Córtala, que encima está malgastando la tierra.
8 Él le contestó: Señor, déjala todavía este año; cavaré alrededor y la abonaré,
9 a ver si da fruto. Si no, el año que viene la cortarás.
Comentario
¿Es cierto que “a los malos les suceden cosas malas”? Tal vez lo decimos para auto-justificarnos y sentirnos buenos. Todos necesitamos una autoimagen gratificante y saludable, incluso socialmente, pero sin caer en la autocomplacencia acrítica y sobreestimar los logros personales. De hacerlo, la soberbia de sentirnos perfectos e intachables nos arrastrará a la ruina. En el evangelio, Jesús llama al arrepentimiento. Arrepentirse tiene que ver con la capacidad de vernos perfectibles, creciendo en relación con Dios y con los demás, pero de una manera crítica, es decir, sopesando nuestras carencias y fortaleciendo nuestras debilidades. Los maestros de espiritualidad cristiana recomiendan vivamente hacer cada día el examen de conciencia, para reparar en nuestro camino de vida. Esta es la vía para dejar la esterilidad y brindar frutos que las personas de nuestro entorno disfruten. Cerca del término del año litúrgico, conviene dedicar un buen rato a hacer memoria del camino recorrido, al menos desde las fechas de la Pascua, o del último parteaguas que hayamos hecho. ¿Qué infertilidad o frutos cosechamos?
“¿Qué deberíamos cambiar para que aquellos que se sienten excluidos puedan experimentar una Iglesia más acogedora?” (Sínodo de la Sinodalidad, I Sesión, octubre 2023).
