Primera lectura: Gén 27, 1-5.15-29:
Jacob le hizo una zancadilla a Esaú y le quitó su bendición
Salmo: 13:
«Alabemos al Señor porque es bueno»
Evangelio: Mt 9, 14-17:
Los discípulos de Juan interrogan a Jesús
13ª Semana Ordinario San Antonio Ma. Zacarías (1539)
15 Jesús les respondió: ¿Pueden los invitados a la boda estar tristes mientras el novio está con ellos? Llegará un día en que les arrebaten el novio y entonces ayunarán.
16 Nadie usa un trozo de tela nueva para remendar un vestido viejo; porque lo añadido tira del vestido y la rotura se hace más grande.
17 Ni se echa vino nuevo en odres viejos, pues los odres reventarían, el vino se derramaría y los odres se echarían a perder. El vino nuevo se echa en odres nuevos y los dos se conservan.
En sintonía con el evangelio de ayer, en el que Jesús afirma que los sanos no necesitan del médico, sino los enfermos; hoy Jesús insiste en que los invitados a la boda no pueden estar tristes mientras el novio está con ellos. Estas sentencias hechas por Jesús describen el estilo de vida por el cual fue criticado, perseguido y asesinado. Para vivir genuinamente la propuesta del reino de Dios, se liberó de las viejas ataduras sociales y religiosas que tergiversaban la imagen de Dios y degradaban la dignidad del ser humano. Hoy nuestra fe necesita encarnarse en los nuevos contextos de incredulidad para transformarlos. Jesús pide a la Iglesia ser esa buena noticia que dignifica y acompaña toda realidad, a pesar del conflicto que esto pueda generar con añejas estructuras. El vino nuevo del Reino requiere corazones creativos y audaces que participen en la reforma de la Iglesia y estimulen la encarnación de la alegría del Evangelio.
“El diálogo es el camino más adecuado para llegar a reconocer aquello que debe ser siempre afirmado y respetado” (FT 211).