Primera lectura: 2Cor 12,1-10:
«Muy a gusto presumo de mis debilidades»
Salmo: 34:
«Gusten y vean qué bueno es el Señor»
Evangelio: Mt 6,24-34:
No se agobien por el mañana
11ª Semana Ordinario San Luís Gonzaga (1591)
25 Por eso les digo que no anden angustiados por la comida y la bebida para conservar la vida o por la ropa para cubrir el cuerpo. ¿No vale más la vida que el sustento?, ¿el cuerpo más que la ropa?
26 Miren las aves del cielo: no siembran ni cosechan ni recogen en graneros, y sin embargo, el Padre del cielo las alimenta. ¿No valen ustedes más que ellas?
27 ¿Quién de ustedes puede, por mucho que se inquiete, prolongar un poco su vida?
28 ¿Por qué se angustian por la vestimenta? Miren cómo crecen los lirios silvestres, sin trabajar ni hilar.
29 Les aseguro que ni Salomón, en el esplendor de su gloria, se vistió como uno de ellos.
30 Pues si a la hierba del campo, que hoy crece y mañana la echan al horno, Dios la viste así, ¿no los vestirá mejor a ustedes, hombres de poca fe.
31 En conclusión, no se angustien pensando: ¿qué comeremos?, ¿qué beberemos?, ¿con qué nos vestiremos?
32 Todo eso buscan ansiosamente los paganos. Pues el Padre del cielo sabe que ustedes tienen necesidad de todo aquello.
33 Busquen primero el reino de Dios y su justicia, y lo demás lo recibirán por añadidura.
34 Por eso, no se preocupen del mañana, que el mañana se ocupará de sí. A cada día le basta su problema.
Jesús señala la incompatibilidad entre servir a Dios y al dinero. El dinero se convierte en un ídolo, desafiando la propuesta de Jesús. Este ídolo, destructor, es responsable de la devastación planetaria y el desequilibrio con todo lo creado. La desaparición de especies en la flora y fauna son un recordatorio de las consecuencias de priorizar la riqueza por encima del valor de la vida en armonía. En este contexto, el Reino de Dios, este mundo según Dios, cobra una importancia crucial. En las circunstancias actuales, el aprecio por la vida se levanta como exigencia para rescatar al planeta de la voracidad de un mundo injusto. Buscar la justicia se convierte en el camino para restaurar la armonía en los entornos naturales. Miremos más allá de la ilusión del dinero y abracemos la propuesta de Jesús. ¿Con qué soñamos? La Providencia Divina quiere seguir cuidando de todas las creaturas, pero para eso es necesario ser sensatos y consumidores responsables. ¿Qué eliges, al Dios de la vida o al ídolo del dinero?
“A través de las obras de caridad mostramos nuestra fe. Y la mayor caridad es la que se ejerce con quienes no pueden corresponder y tal vez ni siquiera dar gracias” (Papa Francisco).