Primera lectura: Eclo 5,1-8:
No tardes el volver al Señor
Salmo: 1:
«Dichoso el que ha puesto su confianza en el Señor»
Evangelio: Mc 9, 41-50:
«Más te vale entrar manco en la vida, que ir con las dos manos al abismo»
8a Semana Ordinario San Gabriel de la Dolorosa (1862)
42 Si alguien escandaliza a uno de estos pequeños que creen en mí, más le valdría que le atasen una piedra de molino en el cuello y lo arrojaran al mar.
43 Si tu mano es para ti ocasión de pecado, córtatela. Más te vale entrar manco en la vida que con las dos manos ir a parar al infierno, al fuego inextinguible.
44 Donde el gusano no muere y el fuego no se apaga.
45 Si tu pie es para ti ocasión de pecado, córtatelo. Más te vale entrar cojo en la vida que con los dos pies ser arrojado al infierno.
46 Donde el gusano no muere y el fuego no se apaga.
47 Si tu ojo es para ti ocasión de pecado, sácatelo. Más te vale entrar con un solo ojo en el reino de Dios que con los dos ojos ser arrojado al infierno,
48 donde el gusano no muere y el fuego no se apaga.
49 Todos serán sazonados al fuego.
50 La sal es buena; pero si la sal pierde el sabor, ¿con qué la sazonarán? Ustedes tengan sal y estén en paz con los demás.
Jesús enseña que las acciones tienen consecuencias en nosotros y en el mundo. Nos anima a cultivar actitudes que fomenten el crecimiento personal y la mejora del entorno; así sean gestos pequeños, como ofrecer un vaso de agua, ya que cada acto de bondad por insignificante que parezca tiene un impacto positivo. También nos insta a renunciar a lo perjudicial, al mal que provoca deshumanización. Nos previene sobre el escándalo que estos actos pueden generar sobre los más vulnerables y sencillos. Aunque las renuncias requieran mayor esfuerzo y sacrificio, nos invita a enfocarnos en el bienestar que obtendremos. ¿Cómo podemos discernir y potenciar las acciones que promueven el bien y la paz? ¿Estamos dispuestos a renunciar a lo que nos perjudica, incluso si es difícil, para favorecer un camino de auténtico crecimiento? Conscientes de nuestras elecciones, seamos coherentes con lo que creemos y hacemos.
“No es fácil entrar en la cultura que nos es ajena, ponernos en el lugar de personas tan diferentes a nosotros, comprender sus pensamientos y sus experiencias” (Papa Francisco).