Primera lectura: 1 Samuel 26,2.7-9.12-13.22-23:
«El Señor te puso hoy en mis manos»
Salmo: 103:
«El Señor es compasivo y misericordioso»
Segunda lectura: 1 Corintios 15,45-49:
«Seremos imagen del hombre celestial»
Evangelio: Lucas 6,27-38:
«Sean compasivos, como su Padre es compasivo»
SÉPTIMO DOMINGO TIEMPO ORDINARIO San Policarpo (155)
28 bendigan a los que los maldicen, recen por los que los injurian.
29 Al que te golpee en una mejilla, ofrécele la otra, al que te quite el manto no le niegues la túnica;
30 da a todo el que te pide, al que te quite algo no se lo reclames.
31 Traten a los demás como quieren que ellos los traten a ustedes.
32 Si aman a los que los aman, ¿qué mérito tienen? También los pecadores aman a sus amigos.
33 Si hacen el bien a los que les hacen el bien, ¿qué mérito tienen? También los pecadores lo hacen.
34 Si prestan algo a los que les pueden retribuir, ¿qué mérito tienen? También los pecadores prestan para recobrar otro tanto.
35 Por el contrario amen a sus enemigos, hagan el bien y presten sin esperar nada a cambio. Así será grande su recompensa y serán hijos del Altísimo, que es generoso con ingratos y malvados.
36 Sean compasivos como es compasivo el Padre de ustedes.
37 No juzguen y no serán juzgados; no condenen y no serán condenados. Perdonen y serán perdonados.
38 Den y se les dará: recibirán una medida generosa, apretada, sacudida y rebosante. Porque con la medida que ustedes midan serán medidos.
En el libro de Samuel presenciamos la oportunidad que David tiene para vengarse de Saúl, su perseguidor. Sin embargo, David elige no atentar contra el ungido del Señor, reconociendo la importancia de la justicia y la lealtad. Aquí, encontramos un ejemplo claro de cómo la venganza puede ceder ante la sabiduría y la compasión.
La acción no-violenta de David, en este texto, es una pequeña luz nada despreciable en medio de las luchas de poder, guerras, odios y venganzas en el Antiguo Testamento. La oportunidad de resolver las diferencias de otra manera sigue siendo actual. La iglesia está viviendo un kairós (tiempo de Dios) con la propuesta fresca de la sinodalidad, como uno de los tantos caminos para discernir la resolución de conflictos y hacer vida la fraternidad querida por Dios que impacte positivamente en la sociedad, como alienta el Papa Francisco en la Fratelli Tutti.
San Pablo en la primera carta a los Corintios nos hace tomar conciencia de la “vitalidad” que aporta a nuestra existencia nuestra opción de fe. Los valores asumidos en el seguimiento de Jesús nos hacen situarnos de otra manera en el gran escenario eclesial, social, mundial. Somos cristianos asumiendo lo que acontece en el mundo, pero fortalecidos por la espiritualidad de Jesús. Nuestros actos compasivos verificarán que estamos en camino.
Jesús nos insta a amar a nuestros enemigos, bendecir a quienes nos maldicen y dar sin esperar nada a cambio. Esta actitud radical de amor desafía las normativas humanas y revela la compasión ilimitada de Dios hacia todos, independientemente de su actitud o merecimiento.
La compasión y la conversión son dos caminos interconectados. La compasión nos llama a ver más allá de las diferencias y reconocer la humanidad compartida con cada individuo. Nos desafía a amar incluso cuando parece ilógico o difícil. La conversión, por su parte, implica un cambio profundo en nuestra forma de pensar y actuar, alejándonos de las respuestas automáticas e impulsivas, abrazando el camino del amor y la misericordia.
El evangelio nos brinda una lista que bien se puede convertir en propósitos cristianos para alcanzar a corto, mediano o largo plazo. Repasemos: Amar, bendecir, no juzgar, no condenar, perdonar, dar con generosidad, hacer el bien a los que nos odian, a los enemigos, a los que nos maldicen e injurian y a los violentos no devolver el mal. Son una ampliación para comprender mejor el proyecto misionero de Jesús iniciado en las bienaventuranzas que proclamamos el domingo pasado.
“Sentir compasión significa reconocer el sufrimiento del otro y pasar inmediatamente a la acción para aliviar, curar y salvar” (Papa Francisco).