Primera lectura: Heb 7,25–8,6:
Se ofreció a sí mismo
Salmo: 40:
«Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad»
Evangelio: Mc 3,7-12:
«Tú eres el Hijo de Dios»
2ª Semana Ordinario San Ildefonso (667) Santa Mariana Cope (1918)
8 Jerusalén, Idumea, Transjordania y del territorio de Tiro y Sidón. Una multitud, al oír lo que hacía, acudía a él.
9 Entonces dijo a los discípulos que le tuvieran preparada una barca, para que el gentío no lo apretujase.
10 Ya que, como curaba a muchos, los que sufrían achaques se le tiraban encima para tocarlo.
11 Los espíritus inmundos, al verlo caían a sus pies gritando: Tú eres el Hijo de Dios.
12 Y los reprendía severamente para que no lo descubrieran.
Frecuentemente leemos los textos sin prestar atención a los pequeños detalles que los evangelistas incorporan en sus escritos. En este evangelio les invito a no pasar por alto el significado de las ciudades de donde provenía la gente que escuchaba y seguía a Jesús. Galilea, Judea, Jerusalén, Idumea, Transjordania, Tiro y Sidón son ciudades que vistas en conjunto representan diversos sectores de la sociedad. Ilustra la sed de una palabra verdadera y la necesidad de una vida nueva, desde el centro religioso y de poder como Jerusalén hasta las periferias no judías como Tiro y Sidón. Además, nos revela la universalidad de la misión de Jesús, donde sin importar el lugar de origen, condición social, etcétera, tenían un lugar y eran bienvenidos. Tú no sólo tienes un lugar en su corazón, sino que le importa que puedas liberarte de cualquier atadura o mal espíritu, que te impide vivir plena y humanamente. Reconozcamos la presencia y cercanía del «Dios con nosotros» y acojámoslo en lo profundo de nuestras vidas.
“No se trata sólo de migrantes: se trata de la caridad” (Papa Francisco).