Primera lectura: Gén 1,20–2,4a:
«Hagamos al hombre»
Salmo: 8:
«¡Señor, dueño nuestro, qué admirable es tu nombre en toda la tierra!»
Evangelio: Mc 7,1-13:
Descuidan el mandato de Dios
5a Semana Ordinario Nuestra Señora de Lourdes
6 Les respondió: Qué bien profetizó Isaías de la hipocresía de ustedes cuando escribió: Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí.
7 El culto que me dan es inútil, ya que la doctrina que enseñan son preceptos humanos. 8 Descuidan el mandato de Dios y mantienen la tradición de los hombres.
9 Y añadió: Ustedes dejan de lado el mandato de Dios para mantener su propia tradición.
10 Pues Moisés dijo: Sustenta a tu padre y a tu madre, y también: Quien abandona a su padre o su madre debe ser condenado a muerte.
11 Ustedes, en cambio, dicen: Si uno comunica a su padre o su madre que la ayuda que debía darles es qorban, es decir, ofrenda sagrada,
12 entonces les está permitido no ayudarlos.
13 Y así invalidan el precepto de Dios en nombre de su tradición. Y como ésas hacen muchas otras cosas.
Jesús, con su vida y palabra, intentó mejorar el orden religioso convencionalmente establecido. Así lo encontramos en este evangelio, cuestionando dos tradiciones religiosas del judaísmo de su época. Jesús se indigna porque separan las prácticas religiosas de la compasión y la ternura. Purificarse exteriormente las manos y no brindar la atención a los propios padres es un contrasentido. Dos perversiones que alejan del amor y vuelven a las personas observantes e hipócritas. Las religiones como todos su seguidores y seguidoras están en proceso permanente de conversión al evangelio. ¿Cómo vives tus prácticas de culto, te acercan más a los sufrientes que encuentras por los caminos, o el culto adormece tu conciencia?
“No todo aumento de poder es un progreso para la humanidad” (LD 24).