Primera lectura: Ez 47,1-9.12:
Habrá vida donde quiera que llegue la corriente
Salmo: 46:
«El Señor de los ejércitos está con nosotros»
Evangelio: Jn 5,1-3.5-16:
Al momento aquel hombre quedó sano
4ª Semana de Cuaresma San Hugo (1132)
2 Hay en Jerusalén, junto a la puerta de los Rebaños, una piscina llamada en hebreo Betesda, que tiene cinco pórticos.
3 Yacía en ellos una multitud de enfermos, ciegos, cojos y lisiados, que aguardaban a que se removiese el agua.
5 Había allí un hombre que llevaba treinta y ocho años enfermo.
6 Jesús lo vio acostado y, sabiendo que llevaba así mucho tiempo, le dice: ¿Quieres sanarte?
7 Le contestó el enfermo: Señor, no tengo a nadie que me meta en la piscina cuando se agita el agua. Cuando yo voy, otro se ha metido antes.
8 Le dice Jesús: Levántate, toma tu camilla y camina.
9 Al instante aquel hombre quedó sano, tomó su camilla y empezó a caminar. Pero aquel día era sábado,
10 por lo cual los judíos dijeron al que se había sanado: Hoy es sábado, no puedes transportar tu camilla.
11 Les contestó: El que me sanó me dijo que tomara mi camilla y caminara.
12 Le preguntaron: ¿Quién te dijo que la tomaras y caminaras?
13 Pero el hombre sanado lo ignoraba, porque Jesús se había retirado de aquel lugar tan concurrido.
14 Más tarde lo encuentra Jesús en el Templo y le dice: Mira que has sanado. No vuelvas a pecar, no te vaya a suceder algo peor.
15 El hombre fue y dijo a los judíos que era Jesús quien lo había sanado. 16Por ese motivo perseguían los judíos a Jesús, por hacer tales cosas en sábado.
Jesús toma la iniciativa de acercarse a un paralítico, preguntándole si quiere curarse. Así revela el sentido de ternura y compasión que lo moviliza frente al sufrimiento humano. Es una invitación a pensar en las personas que no tienen cómo afrontar su limitación. Pensemos en las deficiencias de la salud pública en los países con poco presupuesto para el cuidado integral de la población. Jesús está dando ejemplo a la comunidad discipular para aproximarse al dolor ajeno y manifestarse como fuerza solidaria que sostiene, reanima e incorpora. Presenciamos, además, la incapacidad de un espacio religioso para fomentar el cuidado y la salud de las mayorías. A las autoridades religiosas les incomoda que Jesús irrespete la ley del sábado. Les quedaría bien aquel canto del grupo venezolano “Los Guaraguao”: No basta rezar. Para Jesús es fundamental que todo espacio o experiencia religiosa: libere, dignifique, humanice. Suscitemos espacios donde sea posible la salvación integral de las personas.
“El impacto del cambio climático perjudicará, sentiremos sus efectos en la salud, las fuentes de trabajo, el acceso a los recursos, la vivienda, las migraciones forzadas, etc.” (LD 2).