18a Semana Ordinario
San Cayetano, fundador (1547)
San Sixto, papa y mártir (258)
Núm 20:1-13:
Ábreles tu tesoro, la fuente de agua viva
Sal 95:
«No endurezcan su corazón»
Mt 16,13-23:
«Tú eres Pedro, y te daré las llaves del Reino de los cielos»
13 En aquel tiempo, cuando llegó Jesús a la región de Cesarea de Felipe, preguntó a los discípulos: ¿Quién dice la gente que es el Hijo del Hombre?
14 Ellos contestaron: Unos dicen que es Juan el Bautista; otros, que es Elías; otros, Jeremías o algún otro profeta.
15 Él les dijo: Y ustedes, ¿quién dicen que soy? 16Simón Pedro respondió: Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo.
17 Jesús le dijo: ¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre del cielo!
18 Pues yo te digo que tú eres Pedro y sobre esta piedra construiré mi Iglesia, y el imperio de la muerte no la vencerá.
19 A ti te daré las llaves del reino de los cielos: lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo; lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo.
20 Entonces les ordenó que no dijeran a nadie que él era el Mesías.
21 A partir de entonces Jesús comenzó a explicar a sus discípulos que debía ir a Jerusalén, padecer mucho por causa de los ancianos, sumos sacerdotes y letrados, sufrir la muerte y al tercer día resucitar.
22 Pedro se lo llevó aparte y se puso a reprenderlo: ¡Dios no lo permita, Señor! No te sucederá tal cosa.
23 Él se volvió y dijo a Pedro: ¡Aléjate, Satanás! Quieres hacerme caer. Piensas como los hombres, no como Dios.
Dios hace brotar agua de la roca; es roca que salva y da firmeza a la comunidad. Los textos simbolizan, en tal dureza y firmeza, el conflicto comunitario. En el libro de los Números se plantea el problema de un sistema de irrigación insuficiente en una región desértica. La intervención de parte de Dios es providente, buscando respaldar la decisión de no rendirse en aquellas aspiraciones de libertad. La misma naturaleza, creación de Dios, se muestra favorable al saciar la sed del pueblo. Moisés y Aarón son presentados como incrédulos frente aquella intervención divina. A nosotros también el camino de fe y de ser comunidad nos pesa y nos cansa. Oremos para no dudar y desistir. Lo mismo le sucederá a Pedro, al tener una imagen de Jesús-Mesías equivocada, poniéndose como obstáculo para la realización del plan redentor. Ambas situaciones narran conflictos que limitan los planes comunitarios. Sin ahorrar el conflicto, la vida surge del compromiso fiel y abnegado. Aprendamos a crecer en la fe, asumiendo el conflicto comunitario con sabiduría.
“El clericalismo es un látigo, es un azote, es una forma de mundanidad que ensucia y daña el rostro de la esposa del Señor; esclaviza al santo pueblo fiel de Dios” (Papa Francisco).