26a Semana Ordinario San Francisco de Borja (1572)
Bar 1,15-22: Pecamos contra el Señor
Sal 79: «Líbranos, Señor, por el honor de tu nombre»
Lc 10,13-16: «¡Ay de ti, Corozaín, ay de ti, Betsaida!»
En aquel tiempo Jesús les dijo: ¡Ay de ti, Corozaín, ay de ti, Betsaida! Porque, si los milagros realizados entre ustedes se hubieran hecho en Tiro y Sidón, hace tiempo habrían hecho penitencia vistiéndose humildemente y sentándose sobre cenizas.
14 Y así, el juicio será más llevadero para Tiro y Sidón que para ustedes.
15 Y tú, Cafarnaún, ¿pretendes encumbrarte hasta el cielo? Pues caerás hasta el abismo.
16 Y dijo a sus discípulos: El que a ustedes escucha a mí me escucha; el que a ustedes desprecia a mí me desprecia; y quien a mí me desprecia, desprecia al que me envió.
Comentario
Por las informaciones que los evangelios transmiten, Jesús se movió en los pueblos judíos en torno al Lago de Galilea, no en las ciudades; Cafarnaún era su residencia habitual y por eso se entienden los “ayes” que hoy escuchamos, transmitidos en un contexto de predicación y envío. Tiro y Sidón eran puertos no judíos del Mediterráneo, que no se distinguirían por su piedad ni por su apego a la Ley de Moisés, pero que Jesús estima porque están mejor dispuestas a recibir el Evangelio del Reino. Uno de los grandes retos que afrontamos los cristianos en la ciudad es que, al acomodarnos a ciertas formas de piedad y cumplimiento de preceptos, perdemos flexibilidad y apertura a crecer en la espiritualidad evangélica. Aseguramos nuestra relación con Dios y con los compañeros de fe, los domingos y los días de comunidad. Algunos perdemos de vista formas coherentes de vivir el evangelio en nuestra cotidianidad. ¿Qué hacemos para no dejarnos aletargar por los sentidos y mantenernos atentos al querer de Dios?
“El respeto y la humildad son actitudes fundamentales para reconocer que nos completamos unos a otros y que el encuentro con culturas diferentes enriquece” (Sínodo de la Sinodalidad, I Sesión, octubre 2023).