26a Semana Ordinario Santos Ángeles Custodios
Santa Emilia de Villeneuve (1853)
Neh 8,1-4a.5-6.7b-12: Es un día consagrado a Dios
Sal 19: «Tus palabras, Señor, son espíritu y vida»
Lc 10,1-12: La cosecha es abundante
En aquel tiempo, designó el Señor a otros setenta y dos y los envió por delante, de dos [en dos], a todas las ciudades y lugares adonde pensaba ir.
2 Les decía: La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos. Rueguen al dueño de los campos que envíe trabajadores para su cosecha.
3 Vayan, que yo los envío como ovejas entre lobos.
4 No lleven bolsa ni alforja ni sandalias. Por el camino no saluden a nadie.
5 Cuando entren en una casa, digan primero: Paz a esta casa.
6 Si hay allí alguno digno de paz, la paz descansará sobre él. De lo contrario, la paz regresará a ustedes.
7 Quédense en esa casa, comiendo y bebiendo lo que haya; porque el trabajador tiene derecho a su salario. No vayan de casa en casa.
8 Si entran en una ciudad y los reciben, coman de lo que les sirvan.
9 Sanen a los enfermos que haya y digan a la gente: El reino de Dios ha llegado a ustedes.
10 Si entran en una ciudad y no los reciben, salgan a las calles y digan:
11 Hasta el polvo de esta ciudad que se nos ha pegado a los pies lo sacudimos y se lo devolvemos. Con todo, sepan que ha llegado el reino de Dios.
12 Les digo que aquel día la suerte de Sodoma será menos rigurosa que la de aquella ciudad.
Comentario
En el evangelio se agrupan varios dichos sobre los predicadores itinerantes de la Buena Nueva. Es tiempo de cosecha y esto señala que el final de los tiempos está en el horizonte. El número simbólico de los implicados refleja la totalidad de los pueblos de la tierra. Los mensajeros deben atenerse a las normas tradicionales de la hospitalidad que algunas ciudades han olvidado. Los mensajeros se distinguen por: la sencillez de vida, la paz que transmiten, la sanación a los enfermos y la manifestación de un Dios vivo y presente entre la gente. Estos rasgos se pueden adivinar en muchos de los actuales migrantes y refugiados que buscan una forma de vida digna y comunitaria. Las imágenes de los migrantes que llegan a nuestras puertas, nos recuerdan que Dios que quiere establecer su reino, como clamamos cada día en el Padrenuestro. Un reino de pan, perdón, vida recta y lucha contra el mal, en el que todos somos huéspedes. ¿Qué signos damos de que el reino de Dios se hace vida?
“Un largo camino hacia la reconciliación y la justicia, que exige afrontar las condiciones estructurales que han permitido abusos en la Iglesia” (Sínodo de la Sinodalidad, I Sesión, octubre 2023).