25a Semana Ordinario
San Mauricio y compañeros, mártires (302)
Esd 1,1-6: Hay que reedificar el Templo
Sal 126: «El Señor ha estado grande con nosotros»
Lc 8,16-18: Una lámpara se enciende para dar luz
En aquel tiempo dijo Jesús a la muchedumbre:
16 Nadie enciende una lámpara y la cubre con una vasija o la mete debajo de la cama, sino que la coloca en el candelero para que los que entran vean la luz.
17 No hay nada encubierto que no se descubra algún día, ni nada escondido que no se divulgue y se manifieste.
18 Presten atención y oigan bien: porque al que tiene se le dará y al que no tiene se le quitará aun lo que parece tener.
Comentario
Nos bombardean con propaganda de todo tipo, asegurándonos bienestar: a base de píldoras prodigiosas; o métodos secretos para la autosuperación; e, incluso, unirse a universos de trascendencia intangible. La mercadotecnia ha comprobado que damos mayor crédito a lo prodigioso que a lo racional. La imagen de “la luz” en el evangelio de hoy, muestra que en el obrar humano debe haber una lógica o coherencia natural; también, recuerda que todo lo que hace un discípulo de Cristo es manifestativo, porque tiene un efecto en los demás. Desde esta perspectiva, los migrantes y refugiados son luz que pone en evidencia a sociedades asfixiadas en sus propias oscuridades económicas, políticas y sociales. Ellos desnudan la inequidad económica y la corrupción de personas e instituciones que cercenan su derecho a una vida digna en sus lugares de origen; igualmente, ponen de manifiesto la violenta descomposición social de los territorios a su paso, que los rechazan y extorsionan. Hoy, Jesús advierte a las comunidades creyentes que, de no ver esa luz, la oscuridad puede terminar consumiéndonos.
“La Iglesia apoya a todos los que se esfuerzan por defender los derechos de todos a vivir con dignidad” (Papa Francisco).
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