28 de Septiembre del 2025


26a Semana Ordinario San Lorenzo Ruiz y compañeros (1637)

 

Amós 6,1a.4-7: Ustedes irán al destierro

Salmo 146: «Alaba, alma mía, al Señor»

1 Timoteo 6,11-16: Guarda el mandamiento.

Lucas 16,19-31: Escuchen a Moisés y los profetas

En aquel tiempo Jesús contó esta parábola:

19 Había un hombre rico, que vestía de púrpura y lino y todos los días hacía espléndidos banquetes.

20 Echado a la puerta del rico había un pobre cubierto de llagas llamado Lázaro,

21 que ansiaba saciarse con lo que caía de la mesa del rico; y hasta los perros iban a lamerle las heridas.

22 Murió el pobre y los ángeles lo llevaron junto a Abrahán. Murió también el rico y lo sepultaron.

23 Estando en el lugar de los muertos, en medio de tormentos, alzó la vista y divisó a Abrahán y a Lázaro a su lado.

24 Lo llamó y le dijo: Padre Abrahán, ten piedad de mí y envía a Lázaro, para que moje la punta del dedo en agua y me refresque la lengua; pues me torturan estas llamas.

25 Respondió Abrahán: Hijo, recuerda que en vida recibiste bienes y Lázaro por su parte desgracias. Ahora él es consolado y tú atormentado.

26 Además, entre ustedes y nosotros se abre un inmenso abismo; de modo que, aunque se quisiera, no se puede atravesar desde aquí hasta ustedes.

27 Insistió el rico: Entonces, por favor, envíalo a casa de mi padre,

28 donde tengo cinco hermanos; que les advierta no sea que también ellos vengan a parar a este lugar de tormentos.

29 Le dice Abrahán: Tienen a Moisés y los profetas: que los escuchen.

30 Respondió: No, padre Abrahán; si un muerto los visita, se arrepentirán.

31 Le dijo: Si no escuchan a Moisés ni a los profetas, aunque un muerto resucite, no le harán caso.

 

Comentario 

Cada día se destapan escándalos delirantes de nuestros líderes, tanto religiosos como civiles; desde asuntos sexuales, tráfico de influencias o de personas, fraudes económicos, etc. Eso intangible que llamamos “corrupción”, daña terriblemente todo el tejido social, abriendo las puertas a una cascada de males cuyo origen parece diluirse en la irresponsabilidad de nadie. 

El profeta Amós describe la corrupción de las élites insensibles que guían al pueblo, olvidándose del compromiso que tienen de favorecer el bienestar y la implantación de la justicia; el profeta denuncia que su inconciencia encamina al pueblo a la matanza. Anticipa que todos sufrirán la misma suerte, porque la codicia y el poder se volcarán en su contra. También en la época de Jesús, bajo el Imperio romano, se auguraba desarrollo y bienestar; crecía el comercio de mercancías y personas, gracias a una expansiva red de puentes y caminos; el intercambio cultural, educativo y artístico. Los gobiernos locales controlaban todo, bajo un sistema de clientelismo político y económico. Era una época floreciente pero no para las mayorías; todo era a base de injusticias e incesante corrupción, incrementando el número de empobrecidos. Por ello, el anhelo de justicia y salvación se veía lejano o inalcanzable. Esto se adivina en las líneas en la carta a Timoteo, y en la parábola del evangelio de hoy. 

Nuestra era está dominada por plutócratas que determinan el destino de nuestras naciones; los gobernantes “títere” se multiplican; los pobres interesan para la política populista; es necesario que vivamos dependientes del sistema y endeudados. Hoy más que nunca, el Evangelio nos demanda atender a los “Lázaros”, no con migajas, sino saliendo de los templos a buscar alternativas de vida. Esta no es una tarea sólo individual, sino de toda la Iglesia. No lograremos cambiar a quienes están enfermos de poder y de dinero, pero si podemos despertar inquietud en muchos corazones. Crear redes solidarias que permitan un compartir más equitativo, acciones que se traduzcan en bienestar social, al mismo tiempo en bienestar ecológico. 

En resumen, necesitamos contrarrestar el mal de la indiferencia y del conformismo. Nos corresponde impulsar iniciativas desde las bases, haciendo real aquella frase combativa: “solo el pueblo, salva al pueblo”. No basta la buena voluntad de los participantes, sino que hay que implementar mecanismos de ayuda mutua. De otra manera, la corrupción nos seguirá engullendo y el corazón endureciendo, sin que nos importen los que nada poseen. Es momento de redoblar esfuerzos en casa, en el barrio, en la parroquia y en la ciudad, para vencer los abismos de inhumanidad que nos separan.

“Jesucristo nos habló del Padre, para decirnos que él se inclina sobre el hombre llagado por la miseria física o moral” (Papa Francisco).

El DIARIO BÍBLICO es un servicio desinteresado y no lucrativo que los Misioneros Claretianos de América hacen a la Nueva Evangelización, para las iglesias locales del Continente y de otras iglesias hispanoparlantes de más allá.

Esta es una publicación de © MICLA, que forma parte del grupo de Editores Claretianos Claret Publishing Group.
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