29a Semana Ordinario
Santa Laura Montoya Upegui (1949)
Rom 5,12b.17-19.20b-21: ¡Cuánto más vivirán por Jesucristo!
Sal 40: «Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad»
Lc 12,35-38: «Tengan las lámparas encendidas»
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Tengan la ropa puesta y las lámparas encendidas.
36 Sean como aquellos que esperan que el amo vuelva de una boda para abrirle en cuanto llegue y llame.
37 Dichosos los sirvientes a quienes el amo, al llegar, los encuentre despiertos: les aseguro que él mismo recogerá su túnica, los hará sentarse a la mesa y les irá sirviendo.
38 Y si llega a medianoche o de madrugada y los encuentra así, dichosos ellos.
Comentario
Jesús anima al discípulo a vivir atento a su próxima venida, expectantes y preparados. Se vale de un ejemplo sumamente improbable: si los halla bien dispuestos el Señor, se pondrá a servirles. Esta inversión escatológica debe ser el acicate para no descuidar sus deberes de servidores y ganarse una bienaventuranza. Pensemos que cuando Lucas escribe su evangelio, el anhelo por la inminente venida del Señor, como la conocemos en Pablo, se había ido disipando con el paso de los años. Las preocupaciones de la vida, de una generación a la siguiente, condujeron a las comunidades cristianas a perder esa espera por completo. ¿Y nosotros? Los maestros de espiritualidad cristiana recomiendan meditar en la propia muerte y en el encuentro definitivo con Dios; a partir de allí, tomar las decisiones que orienten y den sentido a la vida personal. La sociedad tecnológica y consumista nos evitan el tema de la finitud, por lo que cuesta prepararnos para ese momento final. Atendamos a la llamada del Señor a la sensatez y ponderación de la vida.
“Los jóvenes, con sus dones y sus fragilidades, al tiempo que crecen en la amistad con Jesús, se hacen apóstoles del Evangelio” (Sínodo de la Sinodalidad, I Sesión, octubre 2023).
