Primera lectura: Nm 21,4-9:
Quedarán sanos al mirar a la serpiente
Salmo: 102:
«Señor, escucha mi oración; que mi grito llegue hasta ti»
Evangelio: Jn 8,21-30:
«Sabrán que ‘Yo soy’»
5ª Semana de Cuaresma San Dionisio (s. II)
22 Comentaron los judíos: ¿Será que se piensa matar y por eso dice que no podemos ir a donde él va?
23 Les dijo: Ustedes son de aquí abajo, yo soy de lo alto; ustedes son de este mundo, yo no soy de este mundo.
24 Yo les dije que morirían por sus pecados. Si no creen que Yo soy, morirán por sus pecados.
25 Le preguntaron: ¿Tú quién eres? Jesús les contestó: Esto es lo que les estoy diciendo desde el principio.
26 Tengo mucho que decir y juzgar de ustedes. Pero el que me envió dice la verdad, y lo que escuché de él es lo que digo al mundo.
27 No comprendieron que se refería al Padre.
28 Jesús añadió: Cuando hayan levantado al Hijo del Hombre, comprenderán que Yo soy y que no hago nada por mi cuenta, sino que hablo como mi Padre me enseñó.
29 El que me envió está conmigo y no me deja solo, porque yo hago siempre lo que le agrada.
30 Por estas palabras muchos creyeron en él.
El “Yo soy” pronunciado por Jesús, recuerda la promesa de Dios hecha desde antiguo (Ex 3,14). Dios camina con nosotros, en las buenas y en las malas, revelándose y encarnándose en realidades y personas. También nosotros estamos llamados a ser instrumentos de su amor; sólo nos pide estar atentos a la realización de su voluntad. Jesús hace la distinción entre pertenecer “aquí abajo” y ser “de lo alto” para diferenciar a quienes sólo buscan su propio interés, frente a quienes son capaces de hacer prevalecer el amor. Aquí es importante el testimonio de las comunidades creyentes que, aprendiendo a no apegarse a las cosas, se abren a la comunión y al compartir sincero. Se trata de una elevación no física, sino espiritual, capaz de disponernos como Jesús para la entrega radical de la vida.
“La presencia de los migrantes y refugiados representa un enorme reto, pero también es una oportunidad de crecimiento cultural y espiritual para todos” (Papa Francisco).