Primera lectura: Gén 4,1-15.25:
Caín atacó a su hermano Abel y lo mató
Salmo: 50:
«Ofrece al Señor un sacrificio de alabanza»
Evangelio: Mc 8,11-13:
«¿Por qué esta generación reclama un signo?»
6a Semana Ordinario Santos Fundadores de los Servitas (1310)
12 Él suspiró profundamente y dijo: ¿Para qué pide una señal esta generación? Les aseguro que a esta generación no se le dará ninguna señal.
13 Dejándolos, se embarcó de nuevo y pasó a la otra orilla.
Hace algún tiempo surgió una campaña de sensibilización en favor de las personas migrantes y el lema utilizado rezaba así: “Si el migrante no es tu hermano, Dios no es tu Padre”. El Papa Francisco en la Fratelli Tutti nos invita a reconstruir la hermandad universal, a reconocernos en la riqueza de lo diverso, pero en la igual dignidad. En la tradición judeocristiana siempre hemos leído la narración sobre Caín y Abel como una alerta para no dar pasos en falso hacia ninguna forma de muerte. Hoy, también, el Padre de las personas en movilidad nos pregunta «¿dónde está tu hermano?» ¿Acaso este drama humano no es suficiente señal del Cielo para enfocarnos en lo que es verdaderamente importante? Tenemos muchas oportunidades de ser personas solidarias y también de ser indiferentes. Los cristianos creemos profundamente en la “fraternidad” y la “sororidad” porque en estos espacios se manifiesta Dios. Este es el signo creíble que la gente sedienta de humanidad espera ver para sumarse activamente a la comunidad de Jesús.
“El mundo actual es cada día más elitista y cruel con los excluidos” (Papa Francisco).