Primera lectura: Est 14,1.3-5.12-14:
No tengo otro auxilio fuera de ti, Señor
Salmo: 138:
«Cuando te invoqué, me escuchaste, Señor»
Evangelio: Mt 7,7-12:
Quien pide recibe
1ª Semana de Cuaresma San Ángel de Pisa (1275) Santa Eufrasia (410)
8 porque quien pide recibe, quien busca encuentra, a quien llama se le abrirá.
9 ¿Quién de ustedes, si su hijo le pide pan, le da una piedra?
10 ¿O si le pide pescado, le da una culebra?
11 Pues si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más dará el Padre del cielo cosas buenas a los que se las pidan!
12 Traten a los demás como quieren que los demás los traten. En esto consisten la ley y los profetas.
Jesús indica que pedir, buscar y llamar, son el camino para recibir, encontrar y abrir. Haciendo referencia a la vida de oración de quienes confían en el querer de Dios, no como meros sujetos pasivos, sino interviniendo en su realización. La parábola que escuchamos pone en evidencia la verdad: a pesar del corazón desobediente del ser humano, Dios como un padre paciente y amoroso sale en ayuda de sus hijos e hijas en necesidad, no deja de socorrerles. Dios siempre estará dispuesto a escuchar y atender; seguro se conmueve cuando no sabemos pedir lo oportuno y conveniente. La cercanía de Dios no es para atender caprichos o consentir nuestra inmadurez. Por eso mismo, Jesús nos invita a promover la cultura del buen trato, propio de personas que, al experimentar el amor de Dios sin condición, se disponen a comunicarlo. Si desterramos de nuestro corazón la búsqueda interesada, iniciaremos el camino hacia la plenitud del amor. Ejercitémonos en la oración que nos dispone a dejar a Dios actuar en nuestras vidas.
“La cultura del bienestar, que nos lleva a pensar solo en nosotros mismos, nos convierte insensibles al grito de los demás” (Papa Francisco).