31 de Agosto del 2025

21º Semana ordinaro
San Ramón Nonato (1240)

 

Eclesiástico 3,17-18.20.28-29: Hazte pequeño, y alcanzarás el favor de Dios

Salmo: 68: «En tu bondad, Señor, preparaste un hogar para los pobres»

Hebreos 12,18-19.22-24: Se han acercado al monte Sión, ciudad del Dios vivo

Lucas 14,1.7-14: «Quien se enaltece será humillado»

 

1 Un sábado en que entró Jesús a comer en casa de un jefe de fariseos, ellos lo vigilaban. 

7 Observando cómo elegían los puestos de honor, dijo a los invitados la siguiente parábola: 

8 Cuando alguien te invite a una boda, no ocupes el primer puesto; no sea que haya otro invitado más importante que tú 

9 y el que los invitó a los dos vaya a decirte que le cedas el puesto al otro. Entonces, lleno de vergüenza, tendrás que ocupar el último puesto. 

10 Cuando te inviten, ve y ocupa el último puesto. Así, cuando llegue el que te invitó, te dirá: ‘Amigo, acércate más’. Y quedarás honrado en presencia de todos los invitados. 

11 Porque quien se engrandece será humillado, y quien se humilla será engrandecido. 

12 Al que lo había invitado le dijo: Cuando ofrezcas una comida o una cena, no invites a tus amigos o hermanos o parientes o a los vecinos ricos; porque ellos a su vez te invitarán y quedarás pagado. 

13 Cuando des un banquete, invita a pobres, mancos, cojos y ciegos. 14 Dichoso tú, porque ellos no pueden pagarte; pero te pagarán cuando resuciten los justos.

 
Comentario 

La lectura del Eclesiástico nos prepara para acoger el Evangelio. Nos presenta la humildad como condición de posibilidad para alcanzar el favor de Dios. La Escritura nos muestra que para realizar la voluntad de Dios debemos tener la fuerza de los humildes y los pobres. De aquellos que saben verdaderamente poner toda su confianza en Dios, a pesar de las pruebas de la vida. La humildad que no ha de confundirse con humillación, es ese sano realismo que nos hace reconocer nuestras potencialidades y también nuestras miserias. Como decía Santa Teresa: “la humildad es andar en verdad”.

A través de las parábolas Jesús buscaba transmitir enseñanzas que se pudieran equiparar a vivencias cotidianas. La experiencia enseña que quienes buscan los puestos de honor, pretendiendo ser los más importantes, terminan mal y frustrados en el intento. La presunción y la vanagloria es algo que se vuelve contra nosotros, generando el efecto contrario de quien cultiva una vida sencilla y humilde. Al terminar la parábola Jesús da un consejo al fariseo que lo había invitado: le exhorta a la gratuidad. 

Con esta enseñanza Jesús recomienda a los discípulos y discípulas, de todo tiempo y lugar, servir no por interés, sino por gratuidad y deseo de hacer el bien. No siempre actuamos con esa libertad o motivación. Muchas veces detrás de nuestras acciones se cuela también el egoísmo y la búsqueda de compensaciones. En sociedades donde hacemos prevalecer las relaciones interesadas o de intercambio egoísta, la humildad y la gratuidad no son actitudes que se aprecien. No olvidemos que el seguimiento de Jesús nos impulsa a nadar contracorriente.  

Jesús con sus palabras, pero sobre todo con su vida, nos recuerda que la recompensa nos la da el Señor y Él nunca se deja ganar en generosidad. Cultivemos la humildad que nace de saber que todo en la vida es un don gratuito. A partir de esa certeza podemos reconocer los dones que de Dios hemos recibido. Del mismo, es de sabios tomar conciencia de nuestra propia vulnerabilidad y pequeñez para evitar la altivez. Jesús nos enseña lo que realmente significa ser humanos y ser hijos e hijas de Dios. Sus palabras son siempre un aliciente para vivir con mayor radicalidad nuestra fe. 

Evitemos el camino del orgullo o la vanagloria que sólo conducen a una vida sola y desdichada. Andemos por el camino de los humildes y disfrutemos del regalo de la vida, compartiendo lo que somos y tenemos. No perdamos la oportunidad de ser próximos cercanía con quienes viven con su dignidad herida.

“El ser humano no es plenamente autónomo. Su libertad se enferma cuando se entrega a las fuerzas ciegas del inconsciente, de las necesidades inmediatas, del egoísmo, de la violencia” (LS 105).

 

El DIARIO BÍBLICO es un servicio desinteresado y no lucrativo que los Misioneros Claretianos de América hacen a la Nueva Evangelización, para las iglesias locales del Continente y de otras iglesias hispanoparlantes de más allá.

Esta es una publicación de © MICLA, que forma parte del grupo de Editores Claretianos Claret Publishing Group.
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