Un Llamado a la Esperanza y a la Plenitud en Cristo
Noviembre inicia con la Solemnidad de Todos los Santos, donde celebramos la vida de aquellos que ya alcanzaron la plenitud en Dios. Nos inspiran a perseverar en la fe y en el amor, recordándonos que nuestra esperanza está en el encuentro definitivo con el Señor. Junto a la Conmemoración de los Fieles Difuntos nos impulsa a orar por quienes han partido, confiando en la promesa de la resurrección.
Los evangelios de este mes guían nuestra reflexión hacia el Reino de Dios y nos preparan para el cierre del año litúrgico. A lo largo de los domingos, escuchamos a Jesús hablarnos de amor, justicia y la entrega total. Estos textos nos invitan a vivir en fidelidad y generosidad, conscientes de que el Reino no es solo una promesa futura, sino una realidad que construimos cada día.
Finalmente, la fiesta de Cristo Rey cierra este tiempo con una proclamación de fe: Jesús es el Rey que nos muestra el camino de servicio y sacrificio. Al contemplarlo como Rey, recordamos que su reinado no es de poder y dominación, sino de amor y misericordia, llamado a transformar el mundo.
Este mes, el cierre del ciclo o año litúrgico nos llama a reconocer con humildad nuestros fallos y desaciertos; y a contemplar con mirada apreciativa todo lo que hemos vivido, con la certeza de que en Dios todo alcanza equilibrio, justicia, libertad y plenitud.