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"La Palabra, fuente de vida y esperanza”
“Así será mi palabra que sale de mi boca: no volverá a mí vacía, sino que hará mi voluntad y cumplirá mi encargo” (Is 55,10-11).
El Mes de la Biblia tiene su origen en san Jerónimo, doctor de la Iglesia, cuya festividad se celebra el 30 de septiembre. Él fue el gran traductor de la Biblia del griego y el hebreo al latín, en la obra conocida como la Vulgata. Dedicó su vida al estudio y a la divulgación de la Palabra de Dios. Aunque a menudo se olvida, Jerónimo no trabajó solo: santa Paula (347–404) y su hija Eustoquia (c. 368–419) jugaron un papel fundamental. Ambas eran mujeres de profunda formación bíblica y conocedoras del griego y del hebreo. En la actualidad, equipos de biblistas, incluidas muchas mujeres, participan en traducciones modernas como la Biblia de Jerusalén o la Biblia Latinoamericana. También recordamos que el 26 de septiembre de 1569 se imprimió por primera vez una Biblia en español.
Durante este mes, la liturgia de la Palabra estará guiada principalmente por el evangelio de Lucas. Las lecturas diarias nos invitan a acompañar a Jesús en su ministerio en Galilea, mientras que los domingos serán una llamada fuerte al seguimiento desde la renuncia a las seguridades. Además, escucharemos la invitación a cargar con la cruz, descubriendo en ella el camino hacia la madurez en la fe y en el amor.
Celebremos este mes con el júbilo de una Palabra que cada día nos visita como fuente de vida, esperanza y renovación jubilar.
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