6 de Julio del 2025

14º  DOMINGO TIEMPO ORDINARIO  Santa María Goretti (1902)

 

1 Designó el Señor a otros setenta y dos y los envió por delante, de dos en dos, a todas las ciudades y lugares adonde pensaba ir. 
2 Les decía: La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos. Rueguen al dueño de los campos que envíe trabajadores para su cosecha. 
3 Vayan, que yo los envío como ovejas entre lobos. 
4 No lleven bolsa ni alforja ni sandalias. Por el camino no saluden a nadie. 
5 Cuando entren en una casa, digan primero: Paz a esta casa. 
6 Si hay allí alguno digno de paz, la paz descansará sobre él. De lo contrario, la paz regresará a ustedes. 
7 Quédense en esa casa, comiendo y bebiendo lo que haya; porque el trabajador tiene derecho a su salario. No vayan de casa en casa. 
8 Si entran en una ciudad y los reciben, coman de lo que les sirvan. 
9 Sanen a los enfermos que haya y digan a la gente: El reino de Dios ha llegado a ustedes. 
10 Si entran en una ciudad y no los reciben, salgan a las calles y digan: 
11 Hasta el polvo de esta ciudad que se nos ha pegado a los pies lo sacudimos y se lo devolvemos. Con todo, sepan que ha llegado el reino de Dios. 
12 Les digo que aquel día la suerte de Sodoma será menos rigurosa que la de aquella ciudad. 
17 Volvieron los setenta y dos muy contentos y dijeron: Señor, en tu nombre hasta los demonios se nos sometían. 
18 Les contestó: Estaba viendo a Satanás caer como un rayo del cielo. 
19 Miren, les he dado poder para pisotear serpientes y escorpiones y para vencer toda la fuerza del enemigo, y nada los dañará. 
20 Con todo, no se alegren de que los espíritus se les sometan sino de que sus nombres están escritos en el cielo.
 
 
 
Comentario 

 

La enseñanza de Jesús rompe los límites de los procesos pedagógicos donde simplemente el discípulo atiende y sigue una serie de instrucciones. Quien abraza la buena nueva de Jesús no puede vivir ajeno a la realidad ni adoptar una condición de pasividad y silencio. La misión del Reino implica no vivir en dependencia de todo aquello que esclaviza y mantiene vulnerable la vida de las personas. 

En el evangelio de hoy, Jesús envía a sus discípulos después de haber tejido una relación estrecha con su persona y su proyecto. Luego de comprender y apropiarse de sus actitudes, de la necesaria renuncia de sí mismos. Los quiere conscientes de la posibilidad y el riesgo de perder la vida a causa de anunciar y testimoniar un estilo de vida controvertido, incómodo y a contracorriente al modelo de vida social y religioso de la época. A este punto, nos preguntamos: ¿Nos hemos preparado adecuadamente para abrazar la misión itinerante de Jesús? ¿Somos capaces de vivir una experiencia de fe libre, austera y sencilla que nos capacita para expulsar demonios y sanar a los enfermos? ¿Qué nos falta para hacer creíble la cercanía del reino de Dios a los más empobrecidos?

Como los discípulos de Jesús, quienes participamos de la misión evangelizadora, tenemos que ser capaces de desprendernos de relativas comodidades y disponernos para ir a donde nadie quiere ir, asumiendo con paciencia y valentía las incomodidades, trabajos y esfuerzos que trae consigo el anuncio del reino. En aquellos inicios misioneros se percibe motivación y alegría porque brota la esperanza, en las palabras, los gestos y manifestaciones de fe que transforman la realidad de dolor y sufrimiento, en alivio y consuelo que hacen más soportable la vida. 

En los contextos actuales, las situaciones de pobreza, violencia e indiferencia social nos hacen perder muchas veces la esperanza, nos inmoviliza y se empoderan de nosotros esos demonios y enfermedades que quieren matar la fe. Dejamos de creer que hay alternativas y que otro mundo es posible. Sin embargo, Jesús nos enseña hoy que el fruto maduro, del cual gozan los discípulos de todos los tiempos, es aquella humana satisfacción de aliviar el sufrimiento humano y reconocer que el camino de la infelicidad es el de la dominación y explotación. Si quiero descubrir cómo está mi fe, debo cuestionar si la mirada que tengo de la realidad es objetiva y optimista. Además, la prueba fehaciente de mi comunión con Jesús será mi compromiso e implicación frente a las realidades de injusticia, dolor y sufrimiento.

“No es sano amar el silencio y rehuir el encuentro con el otro, desear el descanso y rechazar la actividad, buscar la oración y menospreciar el servicio” (GE 26).

El DIARIO BÍBLICO es un servicio desinteresado y no lucrativo que los Misioneros Claretianos de América hacen a la Nueva Evangelización, para las iglesias locales del Continente y de otras iglesias hispanoparlantes de más allá.

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