No hay espacio más sinodal, trasversal y plural en la vida de la Iglesia que el encuentro con la Palabra en la Comunidad.
Así, como la Palabra de Dios se fue haciendo texto en la vida del pueblo y de la primitiva comunidad cristiana a partir de sus experiencias de vida donde se encontraron con Dios. Hoy las comunidades de la Iglesia encuentran en la lectura orante y comunitaria de la Palabra el espacio para compartir el caminar diario, reflexionar la Palabra, saborear el pan y vivir la comunidad del Reino querida por Dios.
La Comunidad Cristiana escucha la Palabra de Dios en un contexto de oración y de espiritualidad. Biblia y espiritualidad van juntas. Pero falta el tercer elemento constitutivo de la Comunidad: la Solidaridad. Biblia, Espiritualidad y Solidaridad forman por lo tanto una unidad. Una comunidad no puede dedicarse sólo a la Biblia, dejando de lado la Espiritualidad y la Solidaridad (sería una comunidad fundamentalista). Tampoco se puede vivir únicamente la Espiritualidad sin Biblia y Solidaridad (sería una comunidad espiritualista). Finalmente, no es cristiana una comunidad que sólo vive la Solidaridad, sin Espiritualidad y Biblia. Dios mismo es Amor, Palabra y Espíritu.
(AGAPE-LOGOS-PNEUMA)
(Pablo Richard, 2004, p.115)