Editorial Junio
“El vino de sus venas nos provoca. El pan que ellos no tienen nos convoca a ser Contigo el pan de cada día” (Pedro Casaldáliga, cmf).
Inauguramos el mes de junio con una de las solemnidades importantes del Tiempo Ordinario, la del Cuerpo y Sangre de Cristo. Ese sacramento de la iniciación cristiana al que muchos llaman “pan para el camino” o “compañía perfecta” para madurar en el amor.
Contemplar el amor de Dios manifestado en Jesús nos permite reconocerlo tal cual es, vida completamente entregada; no en el altar cada vez que se consagra el pan y el vino, no tras una custodia de oro y elegante, no guardado en el sagrario a salvo de manos impuras. Este memorial nos recuerda a Jesús como una persona apasionada, compasiva y comprometida con las personas que más lo necesitaban. Estamos invitados a resignificar los lugares y circunstancias que nos regalarán un verdadero encuentro con Él.
Para ello el tiempo ordinario nos regala la oportunidad de acompañar a Jesús en su ministerio público, desarrollado en las casas, en las plazas, en el camino, en el lago, etc.; Jesús no desaprovecha la ocasión de manifestar el amor y la misericordia de Dios en todo momento y a toda persona.
Abramos nuestro corazón a la acción que Dios también quiere realizar por medio nuestro y hagamos presente su Reino.