Primera lectura: Is 48,17-19:
¡Si hubieras atendido a mis mandatos!
Salmo: 1:
El que te sigue, Señor, tendrá la luz de la vida
Evangelio: Mt 11,16-19:
No escuchan ni a Juan ni al Hijo del Hombre
2a Semana de Adviento Pedro Fourier, fundador (1640) Juan Diego (1548)
17 “Hemos tocado la flauta y no bailaron; hemos entonado cánticos fúnebres y no hicieron duelo”.
18 Vino Juan, que no comía ni bebía, y dicen: “Está endemoniado”.
19 Vino el Hijo del Hombre, que come y bebe, y dicen: “Miren qué comilón y bebedor, amigo de recaudadores de impuestos y pecadores”. Pero la sabiduría se conoce por sus obras».
El evangelio de hoy deja en evidencia la radical incapacidad de los contemporáneos de Jesús para reconocer las posibilidades que ofrece su Buena Nueva; no dispuestos a la novedad, se han acostumbramos a un estilo de vida injusto y desigual. Jesús reprocha esa actitud cerrada a las nuevas relaciones que suscita el Reino. Así lo expresó también en la parábola de los invitados a la boda que se rehusaron a participar. Ahora compara a su generación con personas inconformes que ya no saben si lamentarse o divertirse pero nunca ser felices. Creo que Jesús repetiría su mensaje a esas personas que viven quejándose de todo y nunca están conformes con nada. Nosotros también corremos el riesgo de no abrazar la novedad que nos trae Jesús por estar distraídos en la sociedad de consumo. ¿Cuántas veces nos quedamos en la queja y el lamento, en la insatisfacción y la conformidad? Las palabras de Jesús quieren sacudir nuestra ingratitud. ¿Qué me impide dar valor a lo realmente importante?