Diario Bíblico en Español

8 de Mayo del 2022

Primera lectura: Hechos 13,14.43-52: 
Nos dedicaremos a los gentiles
Salmo: 100: 
Somos su pueblo, la gente de su rebaño 
Segunda lectura: Apocalipsis 7,9.14b-17: 
El Cordero será su pastor
Evangelio: Juan 10,27-30: 
Doy la vida a mis ovejas

4o de Pascua Nuestra Sra. de Luján  Amado Ronconi (1292) 

27 En aquel tiempo dijo Jesús: «Mis ovejas escuchan mi voz, yo las conozco y ellas me siguen;
28 yo les doy vida eterna y jamás perecerán, y nadie las arrancará de mi mano.
29 Mi Padre que me las ha dado es más que todos y nadie puede arrancar nada de las manos de mi Padre.
30 El Padre y yo somos uno».

 
Comentario 

 

El evangelio de este domingo presenta la figura del pastor “verdadero” (esta es la traducción literal); un pastor preocupado por sus ovejas que se hace uno con ellas y les da su propia vida. Esta imagen recuerda la exhortación del Papa Francisco en una homilía de Jueves Santo, cuando dijo a los sacerdotes que debían “oler a ovejas”, metáfora que destaca la relación entre líderes y subalternos, presbíteros y fieles, jefes y pueblo. En muchos casos, desafortunadamente, esta relación es piramidal, de arriba para abajo, conviertiéndose en ejercicio de poder, expresión de dominación, olvidando que la actitud que la orienta debería ser la del servicio y del compartir.

“Oler a oveja” significa, concretamente, mezclarse, ensuciarse las manos, involucrarse en la vida cotidiana y en los problemas de las personas que nos son confiadas y que viven cerca de nosotros, sin miedo de contaminarnos con sus realidades y buscando una supuesta distancia y neutralidad. Ese olor característico ha de significar una implicación real en la vida del pueblo, en sus problemas, alegrías e incluso en su destino. Se trata de una identificación solidaria hasta hacernos “uno de ellos”. Tiempos atrás se comentaba esta relación afirmando que podía originar tres tipos de actitudes:

a) “Ser para...”, haciendo algo para los demás, incluso importante, pero sin involucrarse demasiado, dejando que nosotros sigamos siendo con o sin ellos; manteniendo la separación subyacente que nos caracteriza. En este caso, percibimos su hedor a distancia, evitando que se adhiera a nosotros.
b) La segunda actitud es “Estar con...”, tal vez compartiendo una parte del viaje, o momentos, experiencias, situaciones, pero sin perder la identidad y sin abandonar nuestra realidad. En este caso, el olor se adhiere a nosotros, pero solo de vez en cuando y temporalmente: una vez en casa, lo sacudimos.
c) Finalmente, la tercera actitud se resume en “Ser uno de ellos...”, es decir, abrazar su realidad de manera total y definitiva, hasta el punto de que su “olor” es también el nuestro, en el sentido de compartir la vida, los problemas y el camino.

Como el compromiso que asumió Jesús quien, según la carta a los Filipenses (2,5-11), siendo divino se encarnó, incluso en la condición última, la más humilde, como un esclavo: compartiendo totalmente nuestra realidad, pudo transformarla y salvarla. “Oler a oveja” se hace realidad cuando no tenemos miedo a la otra persona que, en sus diferencias y diversidad, nos enriquece y hace mejores. La pluralidad siempre será mejor que la singularidad. ¡Comulga con Jesús y ensancha tu corazón!