Primera lectura: Jer 18,18-20:
Lo heriremos con su propia lengua
Salmo: 31:
Sálvame, Señor, por tu misericordia
Evangelio: Mt 20,17-28:
Lo condenarán a muerte
2a semana de Cuaresma Juan de Dios (1550)
19 Lo entregarán a los paganos para que lo maltraten, lo azoten y lo crucifiquen. Al tercer día resucitará».
20 Entonces se le acercó la madre de los Zebedeos con sus hijos y se postró para hacer una petición.
21 Él le preguntó: «¿Qué deseas?». Ella contestó: «Manda que, cuando reines, estos dos hijos míos se sienten uno a tu derecha y otro a tu izquierda».
22 Jesús le contestó: «No saben lo que piden. ¿Son capaces de beber la copa que yo he de beber?». Ellos contestan: «Podemos».
23 Jesús les dijo: «Mi copa la beberán, pero sentarse a mi derecha e izquierda no me toca a mí concederlo; esos lugares son para quienes se los ha destinado mi Padre».
24 Cuando los otros diez lo oyeron, se enojaron con los dos hermanos.
25 Pero Jesús los llamó y les dijo: «Saben que entre los paganos los gobernantes tienen sometidos a sus súbditos y los poderosos imponen su autoridad.
26 No será así entre ustedes; más bien, quien entre ustedes quiera llegar a ser grande que se haga servidor de los demás…
28 Lo mismo que el Hijo del Hombre no vino a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos».
Lo que pide la madre de los Zebedeos es un deseo que reside en el corazón de muchas personas: el “poder”. Jesús invita a canalizarlo siendo servidores. Los motivos que el poder trae consigo son muchos: privilegios, prestigio, dinero y un gran etcétera de posibilidades infinitas. El reconocimiento y la valoración son algo normal, pero Jesús cuestiona la rivalidad que esto puede generar. Hay quienes no comprenden su proyecto ni su modo de vida. No es casual que este episodio se desarrolle justo después de anunciar su Pasión. Quien quiera seguirlo ha de emplear todo su poder para amar y servir. No le demos cabida al servilismo o al autoritarismo. Fomentemos la igualdad.
«Doblemente pobres son las mujeres que sufren situaciones de exclusión, maltrato y violencia, porque frecuentemente se encuentran con menores posibilidades de defender sus derechos» (FT 23).