Primera lectura: Eclo 35,1-15:
«El que guarda los mandamientos ofrece sacrificio de acción de gracias»
Salmo: 50:
«Al que sigue buen camino le haré ver la salvación de Dios»
Evangelio: Mc 10,28-31:
«Recibirán en este tiempo cien veces más»
8a Semana Ordinario Juana de Arco, mártir (1431)
29 Jesús le contestó: «Todo el que deje casa o hermanos o hermanas o madre o padre o hijos o campos por mí y por la Buena Noticia
30 ha de recibir en esta vida cien veces más en casas y hermanos y hermanas y madres e hijos y campos, en medio de las persecuciones, y en el mundo futuro la vida eterna.
31 Porque muchos primeros serán los últimos y muchos últimos serán los primeros».
A diferencia del rico piadoso, Pedro reconoce con alegría, ante Jesús, la renuncia que han hecho él y los demás por la Buena Noticia. Jesús les ofrece en esta vida «cien veces más», cantidad que parece imposible (algo no cuantificable): una nueva comunidad, una nueva familia, una nueva forma de relacionarse; otra realidad que, si bien no estará exenta de sufrimientos y persecuciones, tendrá como premio la alegría, el compartir y el apoyo mutuo. Ocupan el último lugar porque son los despreciados y perseguidos, pero tienen la promesa de que serán los primeros en recobrar la vida. En toda la extensión de nuestro ancho mundo hoy miles de personas están viviendo situaciones difíciles que las obliga a desplazarse y dejar su hogar corriendo riesgos altísimos. Son personas que se desplazan buscando justicia y condiciones dignas de vida, obligadas a huir a causa de conflictos políticos, económicos y sociales, e incluso debido a los desastres naturales que provoca el cambio climático. Desde nuestros hogares, parroquias, comunidades, ¿qué acciones podemos hacer para que ocupen un lugar primordial?
“Algunos tratan de huir de la realidad refugiándose en mundos privados, y otros la enfrentan con violencia destructiva, pero «entre la indiferencia egoísta y la protesta violenta, siempre hay una opción posible: el diálogo” (FT 199).