Diario Bíblico en Español

3 de Enero del 2023

Primera lectura: 1Jn 2,29–3,6:
Los que permanecen en Dios, no pecan
Salmo: 98: 
Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios
Evangelio: Jn 1,29-34:
«He aquí al Cordero de Dios»

Antes de Epifanía Kuriakose Elías Chavara (1871)

29 Juan Bautista vio acercarse a Jesús y dijo: «Ahí está el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.
30 De él yo dije: “Detrás de mí viene un hombre que es más importante que yo, porque existía antes que yo.
31 Yo no lo conocía, pero vine a bautizar con agua para que él fuera manifestado a Israel”».
32 Juan dio este testimonio: «Contemplé al Espíritu, que bajaba del cielo como una paloma y se posaba sobre él.
33 Yo no lo conocía; pero el que me envió a bautizar me había dicho: “Aquel sobre el que veas bajar y posarse el Espíritu es el que ha de bautizar con Espíritu Santo”.
34 Yo lo he visto y atestiguo que él es el Hijo de Dios».
 
Comentario 

En la escena anterior Juan el Bautista se introducía como una voz que grita en el desierto. Ahora, no solo nos pide escuchar sino también ver. Ese a quien habían anunciado los profetas (por medio de la voz), ahora se deja ver. Pero son tantas las distracciones en esta época de consumo navideño que se hace difícil reconocerlo. Nos hipnotizan o narcotizan las pantallas y terminamos evadiendo la realidad de sufrimiento y de dolor que nos rodea. Juan el Bautista nos da una primera clave en preparación para la Epifanía (manifestación de Dios): afinar nuestra mirada para saber reconocer al Cordero de Dios. Y ¿dónde se deja ver? En las vidas humildes y sencillas; también en las vidas empobrecidas y oprimidas que esperan liberación. Ahí está el Cordero de Dios inmolado a causa de la ambición, la corrupción, los abusos, la violencia y las desigualdades. Para reconocerlo, es necesario acercarnos con corazones dispuestos a dejarse transformar por él y su Buena Noticia de Salvación.

“Anunciar a Cristo significa mostrar que creer en Él y seguirlo no es sólo algo verdadero y justo, sino también bello, capaz de colmar la vida de un nuevo resplandor” (EG 167).