Diario Bíblico en Español

29 de Mayo del 2023

Primera lectura: Eclo 17,24-28: 
«Retorna al Altísimo; aléjate de la injusticia»
Salmo: 32: 
«Alégrense justos, y gocen en el Señor»
Evangelio: Mc 10,17-27: 
«Vende lo que tienes y sígueme»

8a Semana Ordinario Maximino (S. IV)

17 En aquel tiempo, cuando Jesús se puso en camino, llegó uno corriendo, se arrodilló ante él y le preguntó: «Maestro bueno, ¿qué debo hacer para heredar vida eterna?».
18 Jesús le respondió: «¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno fuera de Dios.
19 Conoces los mandamientos: “no matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no jurarás en falso, no defraudarás; honra a tu padre y a tu madre”».
20 Él le contestó: «Maestro, todo eso lo he cumplido desde la adolescencia».
21 Jesús lo miró con cariño y le dijo: «Una cosa te falta: ve, vende cuanto tienes y dáselo a los pobres y tendrás un tesoro en el cielo; después sígueme».
22 Ante estas palabras, se llenó de pena y se marchó triste; porque era muy rico.
23 Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos: «Difícilmente entrarán en el reino de Dios los que tienen riquezas» ...
26 Ellos, llenos de asombro y temor, se decían: «Entonces, ¿quién puede salvarse?».
27 Jesús los quedó mirando y les dijo: «Para los hombres es imposible, pero no para Dios; porque para Dios todo es posible».
 
Comentario 

 

El relato de hoy está presente en todos los evangelios. Así que es plausible que se acercaran a Jesús personas adineradas con el deseo de seguirlo, pero, a la vez, no querían dejar la zona de confort que el dinero les ofrecía. Cumplían con todo lo mandado por la Ley de Moisés, lo que les daba tranquilidad de conciencia, sin cuestionar si su vida acomodada empobrecía la de otros. Jesús se presenta amoroso con el rico, no lo desprecia; más bien, lo invita a seguirlo pidiéndole se libere de sus apegos frente a lo material y que piense en compartir. El bienestar económico no es el problema, sino el apego al dinero y a su uso egoísta, porque es un camino insaciable. Hay una clara invitación a no conformarnos con el cumplimiento de ritos, sino a cuidarnos de los apegos e idolatrías, porque puede llegar a ser piedra de tropiezo en nuestro camino hacia Dios. ¡La construcción del Reino de Dios debe estar libre de todo tipo de apegos!

“No es que lo tenga ya conseguido o que ya sea perfecto, sino que continúo mi carrera [...] y me lanzo a lo que está por delante” (EG 121).