Primera lectura: Is 55,10-11:
«Mi palabra hará mi voluntad»
Salmo: 34:
El Señor libra de sus angustias a los justos
Evangelio: Mt 6,7-15:
«Ustedes oren así…»
1a semana de Cuaresma Leandro (600)
8 No los imiten, pues el Padre de ustedes sabe lo que necesitan antes de que se lo pidan.
9 Ustedes oren así: “¡Padre nuestro que estás en el cielo! Santificado sea tu Nombre,
10 venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo;
11 danos hoy nuestro pan de cada día,
12 perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;
13 no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal.
14 Pues si perdonan a los demás las ofensas, su Padre del cielo los perdonará a ustedes,
15 pero si no perdonan a los demás, tampoco el Padre los perdonará a ustedes”».
Hoy Jesús nos da algunos tips para hablarle a Dios. La tradición y la costumbre han convertido estas palabras de Jesús en la oración conocida como “Padre Nuestro”. Sin duda, lo que Jesús quería era que evitaramos la charlatanería, cayendo en la superficialidad. Confiarnos, incluso en el silencio, a nuestro Buen Dios, que ya sabe lo que queremos decirle antes de que pronunciemos palabra. Frente a tanto vacío y sin sentido en nuestras sociedades, se nos hace necesario cultivar la oración para crecer en interioridad y en asertividad, en nuestra capacidad de escuchar y comunicar. Carecemos de humidad para pedir, agradecer, alabar, hacer silencio y escuchar. Es tiempo oportuno para reconocernos personas necesitadas de Dios; hacer nuestra su voluntad nos capacita para amar, evitando el egoísmo y la codicia. Nos dispone a trabajar sólo por lo necesario para vivir cada día; nos enseña a perdonar sabiéndonos perdonados y nos fortalece para tomar distancia del mal. ¡Qué nuestra vida sea una respuesta oportuna al amor de Dios!
“Si de verdad reconocemos que Dios existe no podemos dejar de adorarlo, a veces en un silencio lleno de admiración, o de cantarle en festiva alabanza” (GE 155).