Primera lectura: Sab 2,1a.12-22:
Lo condenaremos a muerte
Salmo: 34:
El Señor está cerca de los atribulados
Evangelio: Jn 7,1-2.10.25-30:
No había llegado su hora
4a semana de Cuaresma Óscar Arnulfo Romero, mártir (1980) Catalina de Suecia (1381)
2 Se acercaba la fiesta judía de las Chozas.
10 Cuando ya habían subido sus parientes a la fiesta, subió también él, no en público, sino a escondidas.
25 Algunos de Jerusalén comentaban: «¿No es éste el que intentaban matar?».
26 Resulta que habla públicamente y no le dicen nada. ¿Habrán reconocido realmente las autoridades que éste es el Mesías?
27 Sólo que de éste sabemos de dónde viene; cuando venga el Mesías nadie sabrá de dónde viene».
28 Entonces Jesús, que enseñaba en el Templo, exclamó: «A mí me conocen y saben de dónde vengo. Yo no vengo por mi cuenta, sino que me envió el que dice la verdad. Ustedes no lo conocen;
29 yo lo conozco porque vengo de él y él me envió».
30 Intentaron detenerlo, pero nadie puso las manos sobre él, porque no había llegado su hora.
A San Romero de América le arrebataron la vida, como a Jesús, por ser consecuente con el proyecto del Reino: la defensa de la vida amenazada, la palabra de anuncio y denuncia, la lucha por la justicia. Jesús y Romero fueron condenados a morir por el modo en que vivieron y los poderes de la muerte decidieron que ellos debían morir. El mensaje que ellos portan y entregan no es propio, sino la Palabra y el mensaje que el Padre les inspiró a favor de la vida amenazada. Un cristiano no se reserva la vida y las mediaciones comunitarias son para caminar en el amor mutuo. Si nuestro referente es Jesús de Nazaret y nuestros mártires, necesitamos fomentar actitudes de compromiso y aceptación más que indiferencia o indolencia. La vida no se basa en quitarnos del medio a quien no nos agrada. Se trata de buscar siempre caminos y maneras de comprendernos. Hagamos prevalecer la verdad;no seamos cómplices de la injusticia. No pactemos con el mal.
“La Iglesia «tiene un papel público que no se agota en sus actividades de asistencia y educación» sino que procura «la promoción del hombre y la fraternidad universal” (FT 276).