Primera lectura: Ap 14,14-19:
Ha llegado la hora de la siega
Salmo: 96:
El Señor llega a regir la tierra
Evangelio: Lc 21,5-11:
No quedará piedra sobre piedra
34a Semana Ordinario Cecilia, virgen y mártir (177)
6 «Llegará un día en que todo lo que ustedes contemplan será derribado sin dejar piedra sobre piedra».
7 Le preguntaron: «Maestro, ¿cuándo sucederá eso y cuál es la señal de que está para suceder?».
8 Respondió: «¡Cuidado, no se dejen engañar! Porque muchos se presentarán en mi nombre diciendo: “Yo soy; ha llegado la hora”. No vayan tras ellos.
9 Cuando oigan hablar de guerras y revoluciones, no se asusten. Primero ha de suceder todo eso; pero el fin no llega en seguida».
10 Entonces les dijo: «Se alzará pueblo contra pueblo, reino contra reino;
11 habrá grandes terremotos, en diversas regiones habrá hambres y pestes, y en el cielo señales grandes y terribles».
El Apocalipsis es un libro compuesto para orientar y animar a las comunidades cristianas perseguidas por participar en la construcción de un mundo justo. Entre sus metáforas, el libro utiliza la del campo listo para cosecharse, sugiriendo que la historia del mundo ha llegado a su plenitud, y que Dios interviene en ella para salvar a su pueblo. ¿Por qué estaba la cosecha madura? El Apocalipsis refleja la terrible persecución hacia las comunidades cristianas bajo la dominación romana. Para el autor, Roma, como poder dominador, había llegado a la maduración de sus crímenes. El texto indica que los ángeles meten la hoz en la tierra, metáfora de la mano liberadora de Dios que salva a la comunidad. Hoy la tierra también está madura; es hora de ser críticos frente a las estructuras de opresión y violencia. Como comunidades proféticas, clamemos la intervención pronta de Dios, listo para “meter la hoz” y salvar a su pueblo. ¡Construyamos el mundo que sueña el Apocalipsis donde no habrá llanto, ni sufrimiento, ni dolor!