Primera lectura: Heb 9,2-3.11-14:
Entró en el santuario para siempre
Salmo: 47:
Dios, el Señor, asciende entre aclamaciones, al son de trompetas
Evangelio: Mc 3,20-21:
Sus parientes lo creyeron fuera de sí
2a Semana Ordinario Inés, mártir (304)
21 Sus familiares, que lo oyeron, salieron a calmarlo, porque decían que estaba fuera de sí.
¿Alguna vez nos hemos imaginado a Dios rey? Nuestros pueblos carecen de esta figura, por lo que, cuando pensamos en un rey, imaginamos usualmente a los monarcas de Inglaterra, Dinamarca o Qatar, que viven en lujo y riqueza, lejos del resto del pueblo ¿Es así como imaginamos a Dios? En la Biblia, la idea de Dios como rey es una metáfora. Indica que Dios y su pueblo viven la soberanía, que se encarga de traer justicia, proveer seguridad, pan y paz. Jesús fue también llamado rey, pero él rechazó este título. Jesús, como Hijo de Dios, nos enseñó la importancia de la humildad, la fraternidad, el cuidado del prójimo y la justicia. Por este estilo de vida en, y volcado a la solidaridad, preocupó a los de su núcleo familiar que lo consideraban fuera de sí. Seguimos a un Jesús que se opuso a toda clase de egoísmo y trato violento. A un Jesús que nos invita a construir un Reino basado en la paz, el amor y la plenitud de la justicia.
“A veces toda la energía, los sueños y el entusiasmo de la juventud se debilitan por la tentación de encerrarnos en nosotros mismos, en nuestros problemas, sentimientos heridos, lamentos y comodidades. No dejes que eso te ocurra” (CV 166).