Diario Bíblico en Español

20 de Enero del 2022

Primera lectura: 1Sm 18,6-9; 19,1-7: 
«Mi padre Saúl te busca para matarte»
Salmo: 56:
«En Dios confío y no temo»
Evangelio: Mc 3,7-12: 
«Tú eres el Hijo de Dios»

2a Semana Ordinario Ma. Cristina de la I. Concepción (1906)

 
7 Jesús se retiró con sus discípulos junto al lago. Lo seguía una multitud desde Galilea, Judea,
8 Jerusalén, Idumea, Transjordania y del territorio de Tiro y Sidón. Una multitud, al oír lo que hacía, acudía a él.
9 Entonces dijo a los discípulos que le tuvieran preparada una barca, para que el gentío no lo apretujase.
10 Ya que, como curaba a muchos, los que sufrían achaques se le tiraban encima para tocarlo.
11 Los espíritus inmundos, al verlo, caían a sus pies gritando: «Tú eres el Hijo de Dios».
12 Y los reprendía severamente para que no lo descubrieran.
 
 
Comentario 

Una multitud tras de Jesús. Quizá no era una multitud como la que imaginamos siempre que leemos el texto o vemos en las películas, pero es una escena que se repite: muchas personas lo siguen porque encuentran en Jesús la certeza de liberarse de fuerzas que los oprimen, personalmente –en lo físico, psicológico o espiritual– o comunitariamente.

El relato de hoy nos recuerda que no importa la clase o poder del mal (espíritus inmundos); siempre, por la Palabra del Hijo de Dios, podremos liberarnos y regenerarnos. El reto está en la fe y el seguimiento de la causa que libera y humaniza, devolviendo vitalidad; y seguirlo al punto de decir: «no vivo yo, es Cristo quien vive en mí» (Gálatas 2,20).

Ser y Hacer como Jesús será la clave, entonces, para resistir férreos ataques del mal, cualesquiera que sean éstos. ¿Qué fuerzas del mal en tu entorno debilitan la vida y la amenazan? ¿Cómo puedes colaborar en la misión de Jesús de sanar y liberar a personas oprimidas?