Primera lectura: Hch 18,9-18:
«Muchos de esta ciudad son pueblo mío»
Salmo: 47:
Dios es el rey del mundo
Evangelio: Jn 16,20-23a:
«Nadie les quitará la alegría»
6a Semana de Pascua María Bernarda Bütler (1924)
21 Cuando una mujer va a dar a luz está triste porque le llega su hora. Pero, cuando ha dado a luz a la criatura, no se acuerda de la angustia por la alegría que siente de haber traído un hombre al mundo.
22 Así ustedes ahora están tristes, pero los volveré a visitar y se llenarán de alegría, y nadie les quitará su alegría.
23 Aquel día no me preguntarán nada».
Jesús nos invita a comprender que la Nueva Humanidad es fruto de un amor que resignifica el dolor, el sufrimiento, y lo une al misterio muerte-Vida que llevó a su máxima expresión en la cruz. La experiencia pascual nos invita a vivir resucitando en aquellas experiencias o relaciones donde experimentamos la muerte, sabiendo que ella no tiene la palabra definitiva y que es posible nacer de nuevo. A ejemplo de Pablo que se siente respaldado por Dios frente a sus adversarios, así también aquellas comunidades y personas que hoy son perseguidas están invitadas a no desanimarse, sino a fortalecer su fe y sus convicciones. Son muchas las personas que con sus denuncias se ganan numerosos enemigos; a este propósito nos recuerda el Papa Francisco: “No se puede esperar, para vivir el Evangelio, que todo a nuestro alrededor sea favorable, porque muchas veces las ambiciones del poder y los intereses mundanos juegan en contra nuestra” (GE 91). Ofrezcamos una oración por quienes son perseguidos injustamente.
“El viento libre del mar de Tiberíades y las aves evangelizadoras del monte de las Bienaventuranzas invadirán, para alegría de los Pobres, todo el recinto de la Iglesia de nuestro Salvador Jesús” (Pedro Casaldáliga).