Diario Bíblico en Español

19 de Marzo del 2023

Primera lectura: 1 Samuel 16,1b.6-7.10-13a: 
David es ungido rey de Israel
Salmo: 23: 
El Señor es mi pastor, nada me falta
Segunda lectura: Efesios 5,8-14:
Levántate de entre los muertos y Cristo será tu luz
Evangelio: Juan 9,1-41: 
Fue, se lavó, y volvió con vista

4º de Cuaresma (La fiesta de San José se celebra el 20 de Marzo)

1 En aquel tiempo, al pasar Jesús vio un hombre ciego de nacimiento… escupió en el suelo, hizo barro con la saliva, se lo puso en los ojos
7 y le dijo: «Ve a lavarte a la piscina de Siloé –que significa enviado–». Fue, se lavó y al regresar ya veía.
8 Los vecinos y los que antes lo habían visto pidiendo limosna comentaban: «¿No es éste el que se sentaba a pedir limosna?».
9 Unos decían: «Es él». Otros decían: «No es, sino que se le parece». Él respondía: «Soy yo…»
13 Llevaron ante los fariseos al que había sido ciego…
15 Los fariseos le preguntaron otra vez cómo había recobrado la vista. Les respondió: «Me aplicó barro a los ojos, me lavé, y ahora veo».
16 Algunos fariseos le dijeron: «Ese hombre no viene de parte de Dios, porque no observa el sábado». Otros decían: «¿Cómo puede un pecador hacer tales milagros?». Y estaban divididos.
17 Preguntaron de nuevo al ciego: «Y tú, ¿qué dices del que te abrió los ojos?». Contestó: «Que es profeta…».
34 Le contestaron: «Tú naciste lleno de pecado, ¿y quieres darnos lecciones?» Y lo expulsaron.
35 Oyó Jesús que lo habían expulsado y, cuando lo encontró, le dijo: «¿Crees en el Hijo del Hombre?».
36 Contestó: «¿Quién es, Señor, para que crea en él?».
37 Jesús le dijo: «Lo has visto: es el que está hablando contigo».
38 Respondió: «Creo, Señor». Y se postró ante él….
 
Comentario 

 

A veces, quienes frecuentamos más la Iglesia, los sacramentos y somos fieles a sus preceptos, somos los que estamos más dispuestos a juzgar a los demás. Tenemos la petulancia de creer que por ello nos dan un pase directo al cielo, autorizándonos para descalificar o excomulgar a las personas excéntricas o irreverentes. Aunque cueste reconocerlo, la religión vivida con fanatismo produce ceguera y nos vuelve inmisericordes. La limitación que posee el ciego de nacimiento evidencia una sociedad religiosa enceguecida, incapaz de ver más allá de sí misma. Intentan explicar el origen de esta ceguera congénita buscando culpables. ¡Qué difícil les resulta a los sectores más conservadores superar su visión estrecha en asuntos tan delicados como las necesarias reformas al interior de la Iglesia cuando es tan necesario dejar de fomentar el clericalismo y apostar por la sinodalidad! Es más fácil cuestionar, juzgar, descalificar las iniciativas de transformación que van surgiendo a impulso del Espíritu. Los sectores de una Iglesia que se aferra al poder sosteniendo estructuras que obstruyen la vivencia de la gracia son como el ciego de la parábola.

Con la mezcla de barro, Jesús realiza un acto que le devuelve la vista y con ello también lo dignifica y lo reintegra, como persona nueva, a una sociedad acostumbrada a marginar y despreciar a personas con limitaciones personales.

Los fariseos y escribas no son capaces de descubrir en este signo lo que Dios quiere y espera de quienes siguen a Jesús, siempre a favor de los últimos de la sociedad. Dios quiere que acompañemos procesos sanadores que reconozcan y restituyan la dignidad de las personas. La dignificación y transformación que se alcanza en el encuentro con Jesús posibilita una “mirada nueva” y libertad de espíritu para caminar por la vida sin complejos y culpas malsanas. Como ya se dijo, el proceso de ceguera-visión no se reduce al milagro por medio del cual el ciego sanó, es representación de quienes «miran y no ven» (Mt 13,13). Principalmente las personas del estamento religioso que se han vuelto insensibles al dolor de los demás. Para Jesús no debe haber pecado que prive a nadie de la comunión y la misericordia de Dios.

“Amar al más insignificante de los seres humanos como a un hermano, como si no hubiera más que él en el mundo, no es perder el tiempo” (FT 193).